El terapeuta familiar Juhani Helin, de 35 años, y la consultora empresarial Tuula Helin, de 34, deciden divorciarse de una manera civilizada y mudarse a casas separadas, una vez vendida su casa en común. Pero cuando Tuula invita a la casa a Marco, un amante ocasional, y Juhani se venga contratando a Nina, una prostituta que maneja su medio hermano y proxeneta Wolffi, para que se haga pasar por su novia y de esta manera obligar a Tuula a dejar la casa, la caja de pandora de su matrimonio se abre y deja salir las plagas de amor y odio.
Siempre dentro de mi ignorancia, desconozco qué más nos ha aportado Finlandia aparte del mejor Power-Metal y sus otrora geniales teléfonos móviles. En el mundo del cine finlandés, mi visión personal se limitaba a Star Wreck (un gran producto independiente de cine de divertimento, disponible en descarga libre y con subtítulos en todos los idiomas – hasta en Klingon -).
Con «Divorcio a la finlandesa» he pasado unos grandes momentos. Los dos protagonistas se suponen unos personajes que saben escuchar a los demás, pero pierden todos los estribos cuando se encuentran juntos. No ayuda ni la familia (excelentes el padre de él y la madre de ella) ni los amigos (el ginecólogo clon de Ned Flanders es, sencillamente, genial). La película carga todo el peso en «el lío», y no intenta centrarse en ninguno de los personajes, aunque todo acabe en familia.
Este enredo es llevado magistralmente por el equipo de la película que, en vez de darnos una comedia romántica más (que no tendría nada de malo), empiezan a retorcer todo con tintes mafiosos, secuestros, propuestas de asesinato y demás gracias del palo. No he visto esta película sin haber leído antes unas críticas muy someras que la tachaban de innecesariamente excesiva… quizás esperaban ver una película de Tom Hanks, porque de excesiva tiene poco.
¿De perfecta? Quizás de eso tenga algo más. El humor negro nos gusta: más fuerte, más suave, y así. ^^