Post rescatado de Cine de serie B o inferior, publicado originalmente el 8/12/2008
Desde esta acomodaticia y límbica posición en la que un blog sitúa a su creador, no puedo refrenarme de hablar de un sub-género o casi mejor, llamémoslo planteamiento, gracias a su escaso número de películas adscritas, que es el de las «chase movies». Desde el primer exponente «The most dangerous game», en aquel lejano y en blanco y negro año 1932, la fijación por esta idea del «hombre como lobo para el hombre» no ha sido más que puntual.
No obstante tenemos la fortuna de contar con pocos títulos pero bien válidos y aún más, bien entrañables. La trilogía mágica para mi sería la formada en orden cronológico por «Turkey Shoot», «The Running Man» y «Hard Target». Las demás no aguantan su paso, en especial aquella protagonizada por un Ice-T en plena época harcore-metalera con su banda y un Rutger Hauer fondón y de lleno en el cine alimenticio para pagar la hipoteca.
Pasemos a «Turkey Shoot», también titulada con poco gusto «Escape 2000», que constituye una de las paradojas más extrañas en el mundo del cine. Alabada como la mejor obra de serie B de la historia de Australia, escapa al entendimiento como el país en la actualidad más sensible al cine violento, que no se conforma con «cortar» escenas sangrientas sino que prohibe su directa comercialización, pudo producir este film tan gráfico en su violencia. No es sólo la crudeza de las muertes y los ensañamientos, si no que es de las pocas películas donde se ven abusos físicos a mujeres, y no benévolos precisamente( y hablamos del año 1982). Incluso se percibe cierto aire por parte de la dirección de «no nos pasemos de la raya» en determinadas escenas que parecen suprimidas, justo en un climax de enfermiza tensión. Los que la hayais visto me entendereis al momento.
«The Running Man»(1987), basada muy libremente en una novela de Stephen King, nos presenta a Arnie participante involuntario en un programa de T.V. en el que el premio es seguir con vida. El nivel de los «one-liners»* es abrumador en su inventiva, superando un listón ya muy alto, y los amantes de la serie B no podemos dejar de amar la inclusión del grupo de asesinos de élite, del que todos extraemos a nuestro favorito. El mío sin duda es Sub-zero (con un Toru Tanaka enorme, y perdón por el chiste malo).
Llegamos ahora a «Hard Target»(1993), la carta de presentación de John Woo en Hollywood, avalado por sus sobresalientes trabajos con olor a pólvora en Hong-Kong. Esta es una de esas películas que podría ver una vez detrás de otra, pese a sabermela de memoria: la mejor película de un J.C. Van Damme en su mejor momento de forma, con 33 años, guardapolvo sobre camiseta de tirantes, pantalón a la altura del diafragma marca de la casa y el peinado de Camarón engominado,que en su afán de justicia se torna presa en una Nueva Orleans en la que un soberbio Lance Henriksen- el actor más subestimado de todos los tiempos- y su segundo Arnold Vosloo, camuflando su acento sudafricano bajo un deje centroeuropeo, tienen su feudo de caza.
No faltan los recursos de J. Woo tan bienqueridos: tiempo-bala, pistolas de 9 mm que se recargan menos que el revolver de Trash en «Escape from the Bronx»( ahí es nada), calles desiertas a pleno día en una ciudad de 2 millones de habitantes, venganza como eje de la acción y mil situaciones OTT*.
Así pues ya os he hablado de mis predilecciones al respecto, pero sigo aún azorado por la falta de títulos dignos en este campo, menos mal que se cumple el precepto de «calidad frente a cantidad». Si alguien quiere dejar su opinión que no se lo piense dos veces, lo que yo digo no es dogma de fé ni se le acerca.