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Bajo cero (Frozen) (2010) – qué es el arte?

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Bajo cero es un ejercicio de cine fallido, el suspenso está garantizado (el suspense no). Una muestra exquisita de lo que no debes hacer.

Es sólo una barra de seguridad, ¡no sirve para nada!

Con esta clase de pensamiento crítico y racional, el final que les espera a los 3 protagonistas es el evidente.

Sólo así nos podemos explicar que, aunque lleven 90 minutos congelándose en un telesilla, abandonados de la mano de Dios, no se les ocurra, a ninguno, cerrarse el abrigo hasta arriba.

Qué frío ni qué niño muerto!

3 colegas (una pareja y un sujetavelas) se van a esquiar a la montaña, y convencen al telesillero de que les deje subir una vez más. Un domingo. De noche. Avatares del destino, el telesillero cree que ya han bajado y detiene la maquinaria, dejando a nuestros protagonistas colgados a 10 metros del suelo y alejados de la humanidad presente.

Te da todo un poco igual, porque los personajes son tan tan planos que sólo llegas a empatizar con ellos de forma negativa. Tras 3 minutos dejas de pensar en pobrecitos, y ahora qué harán? y lo sustituyes por un gilipollas, a ver quién muere primero.

Y rápidamente te dan una satisfacción. El novio decide saltar del telesilla. Así, de pronto, sin mucho aviso.

– Oye, que voy a saltar.
– No, cariño! Utilicemos el mechero para calentarnos y soportar el frío de la noche. Esperemos a que salga el sol por la mañana, nos calentemos un poco y pensemos con claridad.
– Sí, colega, esperemos un poco.

No, este diálogo de aquí arriba nunca sucedió. Lo más parecido a la realidad fue lo siguiente:

– Oye, que voy a saltar.
– Vale tío, con cuidado.

Espero que nadie note que estoy sentado con las piernas enterradas en la nieve.

Y no saltó en plancha, ni acuclillado, ni medio flexionado, ni siquiera hacia un árbol para intentar (digo intentar) amortiguar la caída, ni haciendo una cadena de ropa para saltar a menor altura, no… Saltamos en picado, tieso, de pie, con el evidente resultado.

Y así, entre sollozos al descubrir su subnormalidad, este votante de Donald Trump muere a bocados de una manada de lobos que pasaba por allí y vio las puertas de la carnicería abiertas.

Y nos quedamos con 2 colgados, literal y figuradamente hablando, quienes siguen con tanto frío que ya ni les preocupa.

Qué dices de cremallera y capucha? qué?

Mientras a la chica se le va cayendo la cara (y no de vergüenza), al chaval se le ocurre descolgarse por el cable hasta la cabina de telesilla anterior y desde esta hasta el poste, que tiene unas escaleritas para poder bajar al suelo. Caga bastante el kilo, pero lo consigue. Y con la promesa de volveré con ayuda se sienta en una tabla de snow y se lanza ladera abajo, perseguido por la manada de lobos, con el esperado, evidente y necesario resultado.

La rubia, en un ataque de morenez, decide descolgarse del telesilla para buscar mejor fortuna que congelarse aún más, con la suerte de que el telesilla se descuelga del cable dejándola a escasa altura, pudiendo caer sin peligro. No obstante, como puteo de los hados, el telesilla se le cae encima del pie y se lo tronza de tranqui, por lo que, ignorando la existencia de lobos, se arrastra con las manos ladera abajo.

Tampoco debió ver el guante que previamente había dejado caer , para no coger más frío, o la otra tabla de snowboard, para deslizarse más rápido. No, el ataque de morenez le duró poco. A rastras llego antes, pensó.

Y sin tensión alguna, sin persecuciones ni nada, se arrastra ladera abajo. Encuentra el cadáver de su amigo siendo devorado por los lobos, cortesmente los saluda y prosigue el arrastre. Llega a la carretera, casi la atropeyan, la montan en un coche y fin.

Un final anticlimático como jamás se ha visto. Es lo único que podría salvar esta película, después de despropósito tras despropósito, pero se quedaron sin ideas y terminaron. Casi mejor.

Aunque la historia podría dar mucho de si, el planteamiento y resolución de los problemas es tan absurdo que no consigue enganchar. Los personajes no son planos, pero son tan apáticos, polipatéticos y gilipollas que no consigues conectar lo más mínimo con ellos, y como dije arriba, pasas de intentar salvarlos a elucubrar alguna forma de tortura plausible en dicha situación.

Para nada es una película recomendable. Es mala, muy mala; pero no ese «muy mala que de tan mala es buena», ni el otro «tan mala que te ríes», no. Esta es mala de cojones.

– Qué es el arte?
– El arte es morirte de frío.

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