Icono del sitio Zinemaníacos

Venganza bajo cero (2019) – la venganza se sirve fría

Cartel de la película Venganza bajo cero, de 2019

Venganza bajo cero tiene todos los ingredientes de cualquier película actual de Liam Neeson +1, un sentido del humor tan negro como la noche.

Continúo tras el salto.

Meu rei, si le cortas la culata y el cañón, quizá te sobra la mira…

A Liam Neeson, como en tantas otras películas, le matan al hijo, y lo abandona la mujer. El chaval trabajaba en un aeropuerto, y unos traficantes de coca se lo cargan, así que Liam Neeson decide tomarse la justicia por su mano, dado que la policía no está por la labor.

En esta ocasión Liam Neeson no interpreta a un ex-poli ni nada por el estilo, sino a un empleado municipal que trabaja con una quitanieves en un pueblo de montaña. Con pocas pistas llega al escalafón más bajo de la cadena mafiosa, un trapi de discoteca llamado Speedo, que fue el encargado de matar a su chaval. Antes de matar a este trapi, consigue sacarle el nombre de su jefe. Y así va subiendo en la pirámide coquera, mientras se deshace de los cadáveres envolviéndolos en malla metálica y lanzándolos por una cascada.

Con cada víctima, hay un momento de humor negro cojonudo que rompe la tensión de la película y rompe con todos los cánones establecidos en las películas de thriller/acción de Liam Neeson, hasta el extremo de que Venganza bajo cero es más una comedia negra que un thriller de acción. Desde luego es algo que sorprendió mucho, y para bien. No es lo que me esperaba y me sentó como una cerveza helada en mitad de una ola de calor.

Llega rápido al cabeza del cártel, un pijo llamado Viking adicto a la comida hiper-natural, que está en mitad de un divorcio por gilipollas. El problema es que es bastante inaccesible para vengarse como merece, así que toca trazar un plan.

No sigo, tranquis. Os he contado bastante.

Venganza bajo cero merece mucho la pena para ver a Liam Neeson dar mamporros como siempre, pero con una nota de humor inesperada (ahora ya no) y fresca como el hielo que los rodea.

Un apunte

La película la dirige Hans Petter Moland, y es un remake de una película de 2014 también dirigida por él, llamada en esa ocasión Uno tras otro. Volvemos al dilema: es realmente necesario hacer un remake de una película tan reciente? La respuesta fácil es: No. La respuesta larga es: Si quieres venderla en el mercado norteamericano, Sí, tienes que darle caras que reconozcan, porque son subnormales perdidos.

Algo que ya pasó con la saga Millenium, por ejemplo.

El tráiler

Salir de la versión móvil