Battle Royale, dirigida por Kinji Fukasaku (House on fire; Triple cross; The Geisha House), es mucho más que una simple película de acción o de terror. Es un manifiesto cinematográfico brutal y visceral que que sacude, incomoda y fascina. Más de 20 años después de su estreno, sigue siendo tan relevante, inquietante y provocadora como el día en que vio la luz. Está protagonizada por Aki Maeda (Haunted School 2; Haunted School 3), Tatsuya Fujiwara (Persona), Chiaki Kuriyama (Gonin; Shikoku; Ju-on (La maldición)), Taro Yamamoto (Daida kyoushi akiba, shinken desu!; July 7th, Sunny Day; La mujer del programa de protección policial) y Takeshi Kitano (Hana-Bi. Flores de fuego; El verano de Kikujiro; Gohatto).
Sinopsis de «Battle Royale»
En un Japón distópico y en crisis económica, el gobierno ha implementado el Programa de Experimentación Bélica N°68 para controlar el comportamiento rebelde de los adolescentes. Cada año, una clase de tercer año de secundaria es seleccionada al azar y enviada a una isla desierta donde deben participar en un juego de supervivencia. Solo puede quedar uno. Las reglas son claras: matar o ser asesinado.
Supervivientes meets Humor Amarillo
Battle Royale establece desde sus primeros minutos un tono de desesperanza y caos. La premisa, tan simple como macabra funciona como metáfora de la presión social, la competitividad extrema y el abandono generacional. El dilema moral es devastador. A lo largo del metraje se exploran temas como la lealtad, la amistad, el nihilismo, la manipulación política a través del miedo y la resistencia ante la opresión.
Basada en la controvertida novela de Koushun Takami, esta obra maestra del cine distópico japonés se erige como una crítica feroz a la sociedad, la autoridad, la juventud, la naturaleza humana y la violencia institucionalizada. No es una película para todo el mundo, pero su impacto y audacia son innegables.
El punto más destacable de la cinta está en la manera en la que el director maneja la situación. A diferencia de sus muchas imitaciones posteriores, la historia no se deleita en presentar violencia gratuita sin más, aunque la sangre, las mutilaciones y la casquería fluye sin cesar. Sin embargo, cada muerte, por impactante que sea, tiene un peso emocional. Cada estudiante tiene un flashback más o menos desarrollado en la que se muestra su vida, sus sueños y sus relaciones antes de la pesadilla. Esto no solo sirve para humanizar a las víctimas, sino que también intensifica el horror. No son meros personajes unidimensionales; son amigos, rivales, enamorados, compañeros, etc. que se ven forzados a traicionarse entre sí.
Las actuaciones son extraordinarias. Takeshi «Beat» Kitano, en el papel del sádico y enigmático profesor del instituto, es una presencia inquietante y ambigua en la que reside el corazón oscuro de la película, simbolizando la autoridad corrupta y el cinismo de la generación adulta. Los jóvenes actores, muchos de ellos debutantes, ofrecen interpretaciones crudas y llenas de verdad que, en mayor o menor medida, logran transmitir la angustia y la determinación de sus personajes con una convicción conmovedora.
En conclusión, se trata de una obra de arte cinematográfico que desafía las convenciones a través de un viaje incómodo y perturbador, pero esencial. Su brutalidad es un espejo de nuestra propia sociedad, y su mensaje, aunque entregado con un puñetazo al estómago, es una advertencia que sigue resonando con una fuerza aterradora.
Trailer de «Battle Royale»
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