El carnaval de las almas, ópera prima (y única) de Herk Harvey, es una inquietante y atmosférica exploración de la alienación, la identidad y la delgada línea entre la vida y la muerte. Se basa en un relato corto de Lucille Fletcher que también fue adaptado en la serie The Twilight Zone. Está protagonizada por Candace Hilligoss, Frances Feist, Sidney Berger, Art Ellison y el propio director, Herk Harvey.
Sinopsis de «El carnaval de las almas»
Mary Henry es víctima de un accidente automovilístico; desde un puente colgante, su vehículo se ha precipitado a un río. Horas después, Mary aparece sola y desorientada en un banco de arena. Enseguida notará que el mundo que la rodea ha cambiado. La línea que separa a los vivos de los muertos se hace cada vez más borrosa. Es entonces cuando aparecen ellos.
Entre la vida y la muerte
El carnaval de las almas no es una película de terror al uso. Extraña, hipnótica y adelantada a su tiempo, más cercana al cine existencial que al género de sustos, el (debutante) director convierte los escasos medios de los que disponía para recrear una atmósfera especial, diferente a la que podría ser generada por efectos especiales, que envuelve al público en un ambiente onírico y opresivo.
Con un presupuesto ínfimo y un reparto de actores no profesionales en su mayoría, la película logra trascender sus limitaciones para ofrecer una experiencia cinematográfica única y perdurablemente perturbadora. El rostro inexpresivo y la mirada distante de Candace Hilligoss transmiten de manera efectiva la creciente desconexión de su personaje con el mundo que la rodea. Los actores secundarios, en ocasiones algo rígidos debido a su falta de experiencia, contribuyen a la sensación de extrañeza y desasosiego general.
El ritmo pausado, el uso de ángulos de cámara inusuales, el magistral uso de paisajes desolados y la fotografía en blanco y negro de alto contraste intensifican la sensación de irrealidad, el aura sombría y sumergen al espectador en la creciente angustia y confusión de Mary. La música de órgano hipnótica y omnipresente, interpretada por Gene Moore, acompaña perfectamente a la narrativa y se comporta como un personaje más.
La película juega constantemente con la percepción de la realidad de Mary, haciendo que se cuestione si está sufriendo un trauma psicológico, si la persigue algún tipo de ser espectral o si se encuentra en un estado entre la vida y la muerte. Tampoco se ofrecen respuestas fáciles y definitivas, dejando al criterio del espectador cuál es la naturaleza de las visiones y la verdadera situación de la protagonista, con una ambigüedad que invita a múltiples interpretaciones psicológicas y existenciales.