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Sin Rodeos (2018), humor a medio gas

Sin Rodeos - poster

TÍTULO ORIGINAL:
Sin Rodeos
NACIONALIDAD:
España
AÑO:
2018
DURACIÓN:
87 min.
DIRECTOR:
Santiago Segura
GUIÓN:
Marta González de Vega, Benigno López, Santiago Segura (Remake: Diego Ayala, Nicolás López)
MÚSICA:
Roque Baños, Tessy Díez
FOTOGRAFÍA:
Kiko de la Rica
REPARTO:
Maribel Verdú, Diego Martín, Rafael Spregelburd, David Guapo, Cristina Pedroche, Santiago Segura, Cristina Castaño, Bárbara Santa-Cruz, Candela Peña, Enrique San Francisco, Daniel Medina, Toni Acosta, Fernando Gil, Olvido Gara «Alaska»

Sinopsis de «Sin Rodeos»

Paz tiene una vida aparentemente perfecta. Tiene trabajo, pareja, amigas… pero algo falla. Se siente angustiada y agobiada, hay algo que no funciona. En su desesperación acudirá a la consulta de un sanador hindú, Amil Narayan, que le ofrece la solución a sus problemas: una poción a base de plantas milenarias para liberar su tensión.

Sin rodeos y sin gracia, pero con amiguetes

Sin Rodeos es un remake de la película chilena Sin Filtro (2016), aunque más que remake habría que hablar de «adaptación local», ya que según he leído se han hecho diferentes versiones para México, Argentina y Panamá. No sé como serán cada una de estas otras, pero las diferencias entre la original y la española son mínimas, limitándose a poner un reparto más reconocible para el público autóctono y a cambiar los localismos idiomáticos, supongo que para que el espectador no se distraiga y pierda el hilo XD

En fin, la cinta chilena es bastante simplona, y la española es un calco, con la «ventaja» ya comentada de ver a algún que otro intérprete conocido y a la inevitable fauna de amiguetes del director, que realmente hacen más gracia con su presencia que con el papel en sí que le toca representar.

La peli empieza bien, con la presentación de la agobiada protagonista y su entorno tóxico. Entonces visita al gurú Segura, y cuando parece que va a empezar a repartir verdades y a cortar cabezas de títeres como si no hubiera un mañana, de repente se cae enmedio de un anuncio de compresas (con el «I love to love» de Tina Charles, por si alguien necesita ubicar el momento) y todo se precipita hacia un desenlace plano, soso, buenrrollista y aburrido… y encima con música de Alaska.

En resumen, tenemos una crítica bastante floja hacia el agilipollamiento social derivado del exceso de (des)información, de la dependencia de la tecnología y de otras demencias variadas .

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