En un pantano de Arkansas, un par de fulanos hacen explotar unas bombas para algún tipo de investigación geológica o una mierda parecida (no me quedó muy clara la cosa) y liberan a un grupo de tiburones prehistóricos que estaban atrapados en una especie de mar bajo tierra.
Mientras tanto, un grupo de seis reclusas son llevadas por dos guardas a limpiar el pantano como parte de su condena (duh!). La novia de una de las chicas organiza una fuga que lleva al grupo a una cabaña en mitad del bosque.
En otra parte, Traci Lords y su sidekick investigan cosas que tienen poco que ver con todo lo demás.
Más allá de lo molón de su título, «Sharkansas Women’s Prison Massacre» no tiene nada de interesante. No es entretenida, no es divertida, no es emocionante. Las neumáticas prisioneras van vestidas con camisetas dos tallas menores y pantaloncitos cortos -uniforme de prisioneras estándar en Arkansas-, aparte de llevar toneladas de maquillaje, y hasta algún piercing nasal. Los tiburones nadan en agua dulce, y hacen el topo en tierra (¡toma ya!), pero después de ver como excavan en el patio de la casa donde se esconden las mozas, en el siguiente plano la tierra está lisa como el culito de un bebé.
Hay muchos personajes, hay una subtrama tonta sobre la fuga («nos vamos», «no nos vamos», «a mí me quedaba poco para cumplir mi condena», «ahora soy mala, ahora soy buena, ahora soy tonta»), y una trama paralela con una pareja de detectives (o cazarrecompensas o algo), que van a su bola hasta casi el final.
El director Jim Wynorski es responsable de varias peliculas de bichoños, «Pirañaconda» (2012), por ejemplo, que está mucho mejor que ésta. Y tiene varias cintas que, a partir del título y la sinopsis, parecen softporn typical spanish de los 80 (la saga «Busty Cops» (2004-), «The Witches of Breastwick» (2005), «The Breastford Wives» (2007), y así todas). En «Sharkansas» parece que ha querido combinar sus dos pasiones y no le ha quedado muy bien la cosa.
Entre un reparto de habituales de la serie B, tenemos a un par de «casi-estrellas caídas», que tampoco han llegado a brillar especialmente en ningún momento: por un lado Dominique Swain, que estuvo en el remake de «Lolita» (1997) y un montón de cosas olvidables desde entonces; y por otro lado está Traci Lords, antigua estrella porno que tiene la peculiaridad de que decidió pasarse al cine convencional cuando alcanzó la mayoría de edad XD ; no ha pasado de ser secundaria en alguna película de renombre, como «Cry Baby» (1990) o «Blade» (1998) y varias series de televisión, como «Melrose Place» o «Las chicas Gilmore».
En fin, cuando de una película lo más interesante es hablar de su director o de su reparto, no es para nada una buena señal. Nada recomendable.
Campaña de kickstarter para engañar a la gente financiar la peli: