Me disponía a pasar un muy buen rato con una prometedora comedia «soez» sobre cuatro zopencos terroristas afincados en UK… se habla muy bien de ella, parece que a la gente le gusta y no deja de tener un punto de encanto… a mí, particularmente, me ha dejado a medias.
Omar, un musulmán radical de nacionalidad inglesa, ha creado una célula terrorista de la que forman parte su hermano Waj, un muchacho muy simple, Barry, un extremista que odia a los blancos, y Fessal, un aprensivo fabricante de bombas. Mientras que Omar y Waj están en Pakistán en un campo de entrenamiento mujaidín, Barry recluta a Hassan, un aspirante a rapero. Cuando Omar regresa a Gran Bretaña, trae consigo un plan: un ataque suicida con bomba contra un objetivo occidental insólito.
La película, dirigida por Cristopher Morris siguiendo una historia propia y co-escrita por Simon Blackwell, apunta muchos momentos que podrían llegar muy alto en el campo de la diversión y la sátira… pero se quedan ahí y no llegan a la altura que deberían.
También es más que probable que una parte del público le saque una lectura mucho más positiva que yo, anteponiendo esta obra, mucho más comedida, a otras comedias salvajes del estilo de «Ali G» o «Bruno». Pero uno, que gusta de cine exquisito y, por otro lado, también tan aborrecible, se ha pasado casi todo el metraje de «Four Lions» esperando a esa gran concatenación de eventos desastrosos mientras grita por la «gilipollez» de la cabeza de los protagonistas, que no dejan de estar interpretados por buenos actores como Riz Ahmed («Centurión», «Camino a Guantánamo»).
En resumen: no tenéis porqué dejar de verla, seguramente os guste e, incluso, a algunos les encante, pero a mí me ha dejado a medias. Mucha más gracia me ha hecho una película más apróximada al género de esta que las anteriormente citadas, como fue «The Infidel«.