Culpables antes que ningún otro estudio que las películas de acción hayan llegado a más y más afortunados, la humilde productora Cannon Group colmó siempre la sed de accción y violencia que el padrino por excelencia de los 80, Joel Silver, no quería o simplemente no podía ya cubrir.

Aún fundada en 1967,  no fue hasta finales de la decada de los 80, con el mecenazgo de los productores (y primos) israelíes Menahem Golan y Yoram Globus, que conoció su época dorada. Su osada estrategia se reducía a la simpleza de apostar por proyectos cuya calidad no iba más allá de agradar al insaciable público del cine bélico y de artes marciales, lo que comunmente se conoce como películas de serie B.

Con todo, la aguda visión empresarial y soltura en el campo de la mercadotecnia de Golan y Globus hicieron exitoso lo que en principio parecía un barco ya hundido. En realidad, su mayor talento fue escuchar a la audiencia y darse cuenta de que era necesario avivar aún más la llama de un tipo de cine que en aquel momento, por diferentes motivos, atraía a mucha más gente de la que se esperaría con ojos actuales. La era Reagan que promovía una actitud cowboy de resolver todo a golpes y tiros o el crimen callejero en ciudades como Nueva York, consecuencia de la teoría de la ventana rota, hacían identificable y cercano el universo que Cannon Gropup exponía. Sólo entonces el grado de violencia y crudeza de  películas como El Exterminador 2 o Yo soy la Justicia, que sorprende aún al espectador hoy en día, era posible en el celuloide.

No quiero despedirme sin recomendar cinco títulos de su prolífica porducción. ¡A disfrutar!

Cobra (1986)

La Fuerza de la Venganza (1986)

The Barbarians (1987)

Contacto sangriento (1986)

Delta Force 2 (1990)