Wish, dirigida por Chris Buck (Tarzán, Frozen. El reino del hielo, Frozen II) y Fawn Veerasunthorn (en lo que es su primer trabajo, aunque entre otras cosas había participado en el storyboard de Moana o Zootopia), es una película de animación de Disney que celebra el centenario de la compañía y que, aparentemente, es un intento de reconectar con la magia y la emoción de sus clásicos animados.
Sinopsis de «Wish»
Hace muchos años, el Reino de Rosas fue fundado por el Rey Magnífico y su esposa la Reina Amaya en una isla del mar Mediterráneo. Habiendo estudiado magia y hechicería, Magnífico adquirió la capacidad de conceder los deseos de sus súbditos. Cuando cada residente cumple 18 años, se lleva a cabo una ceremonia en la que entregan su deseo a Magnífico, quien los mantiene sellados en su observatorio. Una vez al mes, Magnifico selecciona uno de los deseos de los residentes para ser concedido ante la ciudad.
Esperanzas y deseos no cumplidos
Wish hace un guiño constante a los clásicos de Disney, desde la estética visual hasta la banda sonora. La animación intenta mezclar el estilo tradicional en 2D con técnicas modernas en 3D, ofreciendo un resultado llamativo y curioso, pero al que parece que le falta algo para llegar a ser espectacular.
La historia sigue una fórmula bastante conocida (heroína valiente, amigos graciosos, villano poderoso), con pocos giros argumentales, un escaso desarrollo de personajes y un conflicto central simplón y lleno de agujeros.
La banda sonora es agradable, pero las canciones siguen haciéndose pesadas, con el añadido de que en esta ocasión ni siquiera hay alguna que destaque especialmente.
La película en sí no es un mal homenaje a los 100 años de Disney, aunque le falta mucha chispa para que llegue a convertirse en un clásico inolvidable.
Hay algún spopiler a partir de aquí
No deja de llamar la atención el hecho de que el «villano» nos resulte sospechoso desde el principìo, a pesar de que la peli lo presente como alguien positivo y se empeñe en que empaticemos con él… pero es que ya hemos visto montones de gobernantes que aparentan preocuparse por los ciudadanos de su reino para que acabe resultando que realmente siempre los han estado utilizando para sus oscuros fines.
En este caso no es así.
Sí, el Rey miente a sus ciudadanos, oculta cosillas, toma decisiones de forma unilateral y promete cosas que no siempre va a cumplir, pero el tema se argumenta, se justifica y tiene todo el sentido del mundo. Y, en definitiva, el reino funciona, todo el mundo es feliz y lleva unas buenas vidas.
Todo cambia cuando Asha, la protagonista, se empeña en que es la mejor capacitada para ser aprendiz de Magnífico, se opone a su forma de gobierno y quiere imponer los cambios que ella considera más justos sin pararse a meditarlos demasiado (y no, su justicia no tiene demasiado sentido dentro del funcionamiento del mundo que presenta la película). Evidentemente, el soberano no la elige como aprendiz y se inicia una cadena de acontecimientos que hacen que se sienta amenazado, empiece a perder el control y sucumba a la magia negra. A partir de ahí sí se comporta como un villano, pero ¿de quién es la culpa?
La verdad es que la cinta contiene un mensaje de fondo un poco retorcido (y quizás no demasiado meditado) sobre la voluntad de hacer siempre aquello que te propones, la rebelión y la tiranía benévola.