BloodRayne es una Dhampir, mujer medio humana medio vampíro, que trabaja como agente para la Sociedad Brimstone, sociedad secreta que persigue y destruye las amenazas sobrenaturales.
¡UY Uwe! ¡Casi apruebas!
A medida que transcurre el ciclo, me doy cuenta de que «House of the Dead« ha sido, hasta ahora, la película con la que menos me ha costado mantener la concentración. Con «BloodRayne», Uwe ha subido un pequeño peldaño hasta conseguir lograr una obra algo más empastada, en términos generales, que las anteriores. Parece que a él también le ha gustado el tema de las espadas y los vampiros, o se ha visto cómodo con él (apostaría a la primera, creo que a Boll más bien «le da por saco» dónde encontrarse cómodo…), de forma que ya lleva dos secuelas de esta historia.
No conozco el videojuego, así que no sé que tan fiel será la trama pero, a pesar de acercarse a un tipo de Blade algo más infantiloide, se desarrolla con cierta consistencia de la que «Alone in the Dark» carecía. La creación de la historia parte de una desconocida Guinevere Turner a la que se le puede achacar esa falta de garra que, al menos, no se convierte en otro estropicio más de los que pudieran hacer «Uwe y sus colegas». Las cosas siguen su curso más lógico, no hay grandes sorpresas pero, a cambio, nos libramos de disgustos. Remarcar, a modo de anécdota con respecto a la obra, que parece que los padres de todos los protagonistas son unos «hijosputa«, ya lo veréis…
Y es que la película, si la vemos fríamente, podría corresponder perfectamente a cualquier saga de serie tipo «grandes relatos» (también esa textura a producción europea de presupuesto más limitado que, afortunadamente, limita las extravagancias de anteriores obras del director). Ese matiz «cutrillo» para algunos se convierte en «cutrillo» para todos cuando asistimos a uno de los pocos grandes errores de producción de la obra, que son unos «cielos» en los paisajes que parecen, pura y llanamente, pintados al difunto TECHNICOLOR.
Desgraciadamente, en estas obras más económicas, el mayor peso recae sobre los actores y, aún siendo correctos para mí, hasta el pobre Ben Kingsley me parece «acartonado» en ese papel de rígido vampiro. Una pena, ya que el reparto es bastante impactante en una obra así, y hasta da gusto que Uwe quiera gastarse la mayor parte del presupuesto en buena parte de los actores, cosa que en otras obras mucho más grandes se despilfarra en intentar fichar a Megan Fox. En éste figuran Michael Madsen («Reservoir Dogs», «Sin City») – en un personaje demasiado tranquilo para crear empatía con él – , Kristanna Loken («Terminator 3»,«Infelices para siempre») – neumática protagonista que tiene que repartir mandobles – y Michelle Rodríguez («A todo gas» , «Invasión a la Tierra») – ¿no puede sonreír nunca? -.
Acompañando al plantel protagonista, Ben Kingsley (estoy seguro de que este tío es capaz de interpretar a un vampiro mucho, mucho mejor) hace de malísimo y Geraldine Chaplin y Meat Loaf hacen unas pequeñas apariciones por obra y gracia del bueno de Uwe.
Quizás la película de Uwe más convencional de las que he visto hasta la fecha, con una realización decente, unas mejores escenas de acción (quizá por, repetimos, lo convencional: todo se ve, y en su sitio… sino echarle un ojo a las de «Templario») y una historia que, como mínimo, no hace agua por todos lados.
Muy bien, Uwe. Casi apruebas. ^^