TÍTULO ORIGINAL | Jaws |
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AÑO | 1975 |
NACIONALIDAD | Estados Unidos |
DIRECTOR | Steven Spielberg |
GUIÓN | Peter Benchley, Carl Gottlieb (sobre la novela de Peter Bentchley) |
MÚSICA | John Williams |
FOTOGRAFÍA | Bill Butler |
REPARTO | Roy Scheider, Robert Shaw, Richard Dreyfuss, Lorraine Gary, Murray Hamilton, Carl Gottlieb, Jeffrey C. Kramer |
SINOPSIS | La paz de la localidad marítima de Amity Island se ve perturbada por la muerte de un bañista entre las mandíbulas de un enorme tiburón blanco. El sheriff del pueblo se ve obligado por el alcalde a llevar la investigación en secreto y a no cerrar las playas. |
Obra maestra de Steven Spielberg, que reinventó el negocio del espectáculo hollywoodiense, dando lugar a lo que hoy en día se conoce como «blockbuster», término que ya lleva muchos años desvirtuado y sirve para etiquetar cualquier mojón con mucha pirotecnia y pocas luces, pero en aquellos tiempos las cosas eran diferentes.
Un equilibrio perfecto entre intriga, terror y suspense con unas pizcas de acción y aventura. Todo es perfecto. El tratamiento de los personajes, sus relaciones, el desarrollo de la historia, el ritmo y, sobre todas las cosas, la magistral banda sonora de John Williams. Un suspense aterrador basado en no mostrar al tiburón hasta la segunda mitad de la película, que es donde se circunscribe la cacería; se crea una atmósfera angustiosa anticipando a la criatura sin apenas llegar a verla, usando recursos como esos míticos planos submarinos que pueden (o no) ser desde su propio punto de vista, o más adelante, la subida a la superficie de los bidones que lleva enganchados atados a unos arpones…
A continuación podéis ver la mítica escena en la que Robert Shaw cuenta la anécdota del USS Indianápolis, una escena que no aporta nada a la trama, pero que sirve para dotar a los personajes de una tridimensionalidad difícil de encontrar hoy en día.
Incontables veces imitada desde su estreno, tanto con tiburones como con cualquier otra fauna, sea marina o terrestre, aún a día de hoy seguimos deleitándonos con sus descendientes bastardos…