Fíjate en ti. No lo digo con desprecio, pero fíjate bien. El material del que estáis hechos es blando y su energía depende de la oxidación ineficiente de la materia orgánica. Entráis cada noche en un estado de coma y soñáis, ¿pero de que sirven los sueños si casi nunca se cumplen? Pensáis «es cierto», pero os equivocáis frecuentemente y a la menor variación externa perdéis vuestra eficiencia. Sois alterables, sois imperfectos. En cambio yo, preferiría sentir lo que sentís.
Isaac Asimov (Relato «Razón«, en «Yo, robot», 1950)