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Dragon Head (2003), supervivencia al filo

dragon head - poster

Sinopsis

Un tren que se dirige a Tokyo descarrila al entrar en un túnel debido a un violento derrumbamiento. Sólo sobreviven tres estudiantes que volvían de un viaje escolar, dos chicos y una chica. Uno de ellos, Nobuo empieza a perder el sentido de la realidad gradualmente y los otros dos, Teru y Ako, deciden buscar una forma de salir del túnel en vez de quedarse esperando la llegada de ayuda. Alcanzar el exterior es solo el principio de sus problemas.

«Dragon Head» empieza con un accidente

Dragon Head es la adaptación de un manga de Minetaro Mochizuki publicado a finales de los 90 y recopilado en 10 tomos. Al contrario que otras adaptaciones que he comentado recientemente, en este caso había leído previamente el material original, lo que inevitablemente influye en mi opinión general.

Para empezar las dos horas de duración son escasas. La cinta acaba siendo muy simple, lineal y carente de explicaciones. La primera parte en el túnel debería ser claustrofóbica y opresiva, tanto por la situación como por el lento viaje de Nobuo a la locura, pero los diferentes conflictos se resuelven de forma precipitada. El recorrido por los desagües (o los conductos de ventilación, no me queda muy claro) sí es agobiante, pero de nuevo no se le saca todo el provecho que se podría.

Pequeños spoilers a partir de aquí

En cuanto salen a la superficie, los personajes se encuentran con un paisaje desolador, una situación postapocalíptica con el cielo oscurecido por una persistente lluvia de ceniza que además cubre todo el terreno.

Deciden seguir hacia Tokyo en busca tanto de otros supervivientes como de alguna explicación sobre lo que ha pasado. Y otra vez tenemos una resolución insatisfactoria por lo apurada y falta de concreción en detalles. Por ejemplo, la deshidratación debida a la falta de agua y alimentos en condiciones debería haber afectado mucho más a los protagonistas, sobre todo en lo referido a la decisión que toman al final, después de llegar al refugio subterráneo.

A pesar de todo, la ambientación está muy lograda y transmite una sensación apocalíptica muy realista. No apocalíptica en plan «algo ha petao, pero ya está todo controlado y vamos a encontrar a otros felices supervivientes con los que volver a montar el cotarro», sino en plan «algo gordo ha petao y la cosa está bien jodida pero de verdad». La escena final es demoledora, a pesar de que intenta transmitir optimismo y superación, o quizás precisamente justo por eso.

Un buen punto es que en ningún momento sabemos realmente qué es lo que ha pasado ni su extensión, todo lo que nos cuentan es lo que está dentro de la (muy) limitada percepción de los protagonistas y lo que van descubriendo, con lo cual el centro de la historia no es la naturaleza misma de la tragedia sino cómo los supervivientes reaccionan a ella.

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