Icono del sitio Zinemaníacos

Don’t go into the house (1979) – mierda de la mala

Don-t-Go-In-The-House-horror-movies-28654104-1024-768

TÍTULO La casa del terror (título en España)
AÑO 1979 NACIONALIDAD USA
DIRECTOR Joseph Ellison
GUIÓN Joe Masefield, Joseph Ellison
REPARTO Dan Grimaldi, Charles Bonet, Bill Ricci, Robert Osth
SINOPSIS Un joven perturbado que era quemado de pequeño por su sádica madre, acosa a mujeres con un lanzallamas.

Si tuviéramos que pensar en una versión cutre salchichera de Psicosis, no se me ocurriría otra opción mejor que Don’t go into the house, porque mira que es mala…

La primera escena nos presenta al protagonista, Donald, que se queda clavado ante un compañero de trabajo que se prende fuego… Podemos pensar que ‘sufrió un shock’ y por eso no pudo reaccionar, pero a partir de ahí ya lo miramos con el ojo torcido. Después llegamos a su casa y, Oh! No! Su madre ha muerto! Y él empieza a escuchar voces en su cabeza…

Ella se marchó. No tengas miedo, no hay razón para tenerlo. No estás solo. Estamos aquí para ayudarte. Eres libre, Donald… Libre! Puedes hacer lo que quieras.

Libre?

Te ayudaremos, no te preocupes. Te ayudaremos.

Lo harán?

Puedes hacer lo que quieras, ahora eres libre.

Puedo escuchar mi música fuerte?

Claro…

Acaba de casi-morir por tu culpa un compañero de trabajo. Llegas a tu casa y tu madre está muerta. Empiezas a escuchar voces en tu cabeza y lo que te preocupa es poner la música a todo trapo. Bien, Donald, BIEN! Iker Jiménez estaría orgulloso de estos fantasmas tan cachondos.

Y allá se va Donald a poner música disco a todo meter, como si no hubiera un mañana. Sólo le queda ponerse a bailar… No, espera… también lo hace. Y fumarse un piti en el salón de casa… y tirar la cerilla (apagada) al suelo… Y ya se crece…

Las voces lo incitan a la piromanía, algo que ya pudimos habernos aventurado a adivinar en la primera escena. Nos enteramos que la obsesión por el fuego se la metió su madre en el cuerpo, literalmente, cuando lo castigaba de pequeño poniéndole las manos encima de los hornillos de la cocina… Lo normal.

Llevamos escasos 15 minutos y hemos visto a menos de 6 personas, y a cada cual peor actor. No sé si hay algún compendio de peores actores, pero a estos los escogieron por la última hoja, hacia atrás.

Al tarado del Donald se le da por construir una especie de cámara crematoria en su propia casa… Nos aventuramos a adivinar? Comenzar una oleada piro-criminal para cargarse a todos los que pueda.

En fin, las técnicas de seducción y oratoria para atraer víctimas son de lo más paupérrimo que han visto y oído estos ojos y orejas que tengo, y hay visto mucha mierda, pero esto es mierda AAA+.

La primera víctima es una florista, a quien Donald convence para entrar en su casa de una forma tan cutre como cuando Palpatine convenció a Anakin para pasarse al lado oscuro.

Vente al lado oscuro.

No.

Vente.

Venga, voy… pero de tranquis.

Y zasca… porrazo a la cabeza, despelote y cuelgue ganchil en la cámara crematoria…

El despelote es necesario para comprender a Donald en toda su plenitud. Si va a quemar a la mujer como si fuera un reflejo de su madre, lo normal a una madre es despelotarla, claro… Donald, picarón!

Es la primera víctima, y es normal que nos extendamos con la escena. En una buena película no estaría de más, pero esta mierda es tan mala que sobra todo… Estoy seguro que si la hubiera doblado Verónica Forqué, el resultado habría sido bastante mejor.

Para poder estar en primera línea de fuego (chiste muy oportuno), Donald se compra un traje ignífugo y se monta un soplete y zasca… Florista al espeto.

Minuto 30, y acaba de empezar la acción. A ver cómo avanza esto.

La cámara crematoria no tiene salida de humos, el techo no se oscurece con el humo ni nada… todo muy limpio, hoyga.

En fin, que la mierda avanza, a Donald se le va más la pinza y además de escuchar las voces, de vez en cuando ve a su madre cadavérica riñéndole como si no estuviera muerta. Entre tanto, quieren echar a Donald de la empresa donde trabaja, porque lleva 1 semana sin aparecer por allí (y sin cambiarse de ropa).

La peli intenta, por varios medios, que empaticemos con Donald, pero repito, es todo tan cutre, y los actores son tan malos, que, junto con la dirección pésima y el guión ausente, es todo un esfuerzo inútil.

Ni siquiera cuando (por fín) decide renovar vestuario y se va a aconsejar a un David Bowie que le endosa un traje bailongo, una camisa de moda y un par de zapatos italianos. Le ve cara de parvo y se aprovecha…

Ni siquiera cuando está en la discoteca y todos quieren bailar con ‘su chica’; pero él no baila… sólo mira. Ella sí quiere que Donald le eche un buen baile, vertical y probablemente horizontal, pero él no baila… sólo mira. La riña por el baile termina en tragedia… Donald le tira cera hirviendo a la chica, recibiendo la posterior paliza del hermano de la chica después.

En fin, que allá se va el amigo Donald, monta a dos chatis en la furgo y las convence para ir a su casa con… cerveza. Quizá es lo único creíble (o no). Ya sabemos cómo va a terminar la cosa, y de hecho así pasa.

Por otro lado tenemos al colega de Donald que, después del incidente en la disco con la chica y la cera, se da cuenta que su colega es un puto tarado y decide poner cartas en el asunto con un cura de compañero.

A partir de ahora la película sólo puede terminar de 2 maneras:

  1. Donald muere.
  2. Donald se libra.

Cualquiera de los finales va a ser malo, porque el director es una mierda, los actores también, y la historia es un cagao, así que sea como fuere, estamos jodidos, porque llevamos 1 hora y cuarto de mierda, cuando podríamos haber dedicado ese tiempo a depilarnos con pinzas la bolsa escrotal.

2. Donald muere.

Pero como la peli no era lo suficientemente mala, deciden dejar un final abierto para una futura secuela… tócate los huevos.

Fin. Entran créditos… con música disco.

Salir de la versión móvil