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«Doctor Who y los Daleks» (1965)… ¡Corre!

Dr Who y los Daleks

TÍTULO ORIGINAL Dr. Who and the Daleks
AÑO 1965 NACIONALIDAD Reino Unido
DIRECTOR Gordon Flemyng
GUIÓN Max Rosenberg
REPARTO Peter Cushing, Jennie Linden, Roberta Tovey, Roy Castle
SINOPSIS El Dr. Who inventa una máquina espacio-temporal con la que, por un accidente, es transportado junto con sus nietas y el novio de una de ellas a un extraño lugar en el que se verán involucrados en una terrible guerra entre dos pueblos rivales.

Uno podría pensar que una película inspirada en el segundo serial de «Doctor Who», en el que se presentaban a los Daleks, y que además cuenta con Peter Cushing en el papel del Doctor, no puede ser mala.

Uno se puede equivocar. Mucho.

Te gusta Zinemaniacos y lo sabes…

Empezamos con una introducción de personajes muy «a lo Julio Verne». El Doctor Who es un excéntrico científico algo despistado que vive con sus dos nietas, Susie (la niña sabihonda y repelente) y Barbara (la mujer florero que aporta un poco más que el decorado), y que acaba de conocer al nuevo novio de la mayor de ellas, Ian, un personaje tan idiota como torpe, que solo sirve como contrapunto cómico dentro de una trama sumamente infantiloide. El Doctor le enseña a su futuro yerno su último invento, TARDIS, una máquina del tiempo (con un diseño -interno- mucho más cutre que el que se veía en la serie de televisión, que contaba con menos presupuesto), en la que, gracias a la torpeza de Ian, viajan hasta otro planeta. A partir de aquí vemos un reflejo (me repito) sumamente infantiloide de la historia original.

El argumento presenta temas tan sugerentes e interesantes como el genocidio, el odio racial, el apocalipsis nuclear, la no-violencia… pero el desarrollo del mismo pasa por encima de todos ellos y los resuelve de forma ingenua e inocentona.

El aspecto de los Daleks gana un poco en los colorines, que además fueron ligeramente rediseñados. Algunos de estos modelos dalek fueron utilizados en el serial de 1965, «The Chase», que se rodó más o menos al mismo tiempo. Los Thals, por el contrario, pierden bastante en su traslado a la gran pantalla; y su diseño orginal ya era bastante risible, pero llega al límite de la vergüenza ajena con la colección de pelucones, pestañas y maquillaje que lucen aquí.

En fin, película para pasar el rato, o para completistas muy completistas…

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