Megatiburón contra pulpo gigante (2009), malérrima
«Megatiburón contra pulpo gigante» es, evidentemente, un megabodrio.
La playa del terror (2004), basada en hechos reales
«La playa del terror» es una recreación casi documental del ataque de uno o más tiburones a las playas de Nueva Inglaterra en 1916.
El ataque del tiburón de tres cabezas (2015), horrorosa
«El ataque del tiburón de tres cabezas» viene a demostrar que el aumento cefálico del tiburón es inversamente proporcional al número de neuronas invertidas en la creación y desarrollo de la película.
El devorador del océano (1984), mitad tiburón, mitad muchas otras cosas…
En «El devorador del océano» una extraña y sanguinaria criatura se dedica a provocar el pánico alegremente entre las buenas gentes del Caribe.
A 47 metros (2017), angustia submarina
«A 47 metros» es una inmersiva película con tiburones que transcurre casi en su totalidad en el fondo marino.
Sin Rodeos (2018), humor a medio gas
«Sin Rodeos» es muy 2018: un quiero y no puedo, una comedia con aires críticos que se suaviza y decide no ofender a los pieles finas que pululan por el mundo.
Estasis (2017), pues va a ser que esta no
«Estasis» nos ofrece un combo de géneros horriblemente fallido, con un guión mal estructurado, pobre y carente de sentido.
Why don’t you play in hell? (2013), amor, cine y pasta de dientes
«Why don’t you play in hell?» es una evidencia más (cómo si hiciera falta) de que Sion Sono está como una puta regadera. Y nos encanta.
Sleeping Beauty (2011), ¿uh?
«Sleeping Beauty» habla de cosas de putas, o lo intenta.
El tiempo en sus manos (1960), hasta el infinito y más allá
«El tiempo en sus manos» es una historia sobre la curiosidad del hombre por conocer su destino. La sátira social se quedó en el libro.















