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‘Zombies de Leningrado’ vs ‘El cine’ en general… por Cosnava.

ZOMBIES DE LENINGRADO_

A continuación, una pequeña interview con Javier Cosnava, escritor, entre otras novelas, de Zombies de Leningrado, la primera novela zombie inspirada/ambientada/basada en hechos reales, y colaborador esporádico de Zinemaníacos.

Tras el salto.

Háblanos de la novela, háblanos de zombies de Leningrado.

A mí me encanta el género zombie desde niño. Me fascinaban las primeras películas de Romero y la idea de ser “el último hombre vivo”. Recuerdo con cariño la novela de Matheson y la película de Charlton Heston que, si recuerdas, es de alguna manera una de las primeras películas de zombies de gran presupuesto (aunque no sean exactamente muertos vivientes). Cuando con el tiempo yo mismo me convertí en artista y pude plasmar en papel mis historias, pronto tuve la necesidad de aportar mi particular visión al género. Mi primera novela Z se publicó en Suma de Letras y ahora la segunda con la editorial referente en España del terror y lo zombie, en mi opinión la mejor para publicar una novela de este tipo: la editorial Dolmen. Y para ellos he creado un producto distinto, porque mi visión es siempre alternativa a la del zombie tradicional. Me interesa la vertiente histórica, la real. Me interesa el caníbal, el ser humano que ha perdido esa condición (la humanidad) y se ha convertido en un monstruo debido al hambre o a condiciones extremas. Cuando decidí que este era el tipo de zombie quería explorar, el caníbal sin alma, el hombre que ya no es un hombre, tuve claro que el lugar perfecto para situar esta novela era el sitio de Leningrado en 1942. Un millón de muertos, la mayoría por hambre, y muchos devorados por sus conciudadanos. Uno de los lugares y de los momentos más terribles de la historia de la humanidad. El propio Sergio Leone estaba a punto de filmar la historia del asedio de Leningrado (con Robert de Niro de protagonista) cuando le sobrevino la muerte.

Dices que siempre te ha interesado el género zombie clásico, el zombie podrido, el muerto viviente. No obstante, ¿nunca te has planteado escribir una novela de muertos vivientes al uso?

Me encantan las películas de muertos vivientes pero, durante muchos años, cine y literatura se han centrado en este tipo de zombie, que ha ido evolucionando de zombie lento a rápido y finalmente a infectado. En esa última evolución, la del infectado, a menudo técnicamente el sujeto está todavía vivo y por lo tanto es un caníbal. Yo quería llevar esa evolución un paso más allá; dado que el infectado, repito, técnicamente es un caníbal, un ser que ha perdido la razón debido a su enfermedad y está consumiendo a sus semejantes, el paso siguiente era fácil de dar: hablar directamente del caníbal. Sobre todo porque el caníbal a menudo realmente es un enfermo, una persona a la que el dolor y la desesperación le ha hecho franquear el límite de la razón humana y, por lo tanto, es un infectado; no tiene una enfermedad física, pero sí una enfermedad de la mente. Probablemente mis caníbales más allá de la razón humana sean realmente infectados y esta sea una novela de ese subgénero. Es difícil establecer los límites.

Sobre si un día escribiré una novela de muertos vivientes… no lo descarto, pero debería sentir la necesidad de hacerlo, la necesidad de aportar algo. Esa es la razón por la que no escribo sobre muertos vivientes: se ha hecho tanto en cine y literatura que es difícil aportar nada original. A mí me cuesta escribir por escribir: tengo que tener una razón. El día que se me ocurra un aporte realmente insólito al universo de los muertos vivientes voy a escribir una novela con toda seguridad. Debo decir que le estoy dando vueltas a despedirme de esta saga con Zombies de Leningrado 2 y hacer que los zombies de esa novela sean muertos vivientes. Es algo que no descarto. Lo estoy investigando.

Hablas mucho del cine zombie y no tanto de la literatura. Me da la sensación de que es el cine tu inspiración principal a la hora de escribir terror. ¿Me equivoco?

En el campo del terror, yo soy más consumidor de cine que de literatura, debo reconocerlo. Y no sólo en el género zombie. Es difícil mantener a una persona aterrorizada durante los días que te dura una novela. Una película de terror dura hora y media, dos horas, dos horas y media a lo sumo, y es más fácil mantenerte pegado al sofá, con las manos crispadas sobre los cojines. Me gustan las novelas de terror, pero sobre todo historias breves, de 200 o 300 páginas como mis Zombies de Leningrado. He de confesar, además, que mi propia concepción del género Z nació antes que la literatura zombi, pues cuando yo era niño no existían novela zombies en España: únicamente cine. Para cuando yo comencé a trabajar en este género, mi visión del zombie estaba ya formada y no se hallaba conectada a la literatura sino al cine.

¿Habrá nuevas entregas de zombies de Leningrado? ¿Esos Zombies de Leningrado 2 de los que hablabas?

Eso dependerá de los lectores (risas).

Una novela que vende bien tiene más posibilidades de acabar teniendo una secuela. Por mi parte, ya tengo preparado el esquema de la continuación, pero es demasiado pronto para hablar de ello. De momento, estamos en 1942, en pleno asedio de la ciudad de Leningrado y ya han muerto cerca de 700.000 personas. En la vida real, la historia continuó hasta 1944. Los personajes todavía tienen cosas que contarnos y sólo el tiempo dirá si finalmente las cuentan. Yo, sinceramente, espero que sí.

Puedo hacer spoiler del título: ZOMBIES DE LENINGRADO 2 (Krasny Bor y la División Azul)

¿Quieres añadir algo más?

Quiero dar las gracias a la editorial Dolmen por confiar en esta historia, y especialmente a Jorge Iván Argiz, que fue el primero en interesarse en Zombies de Leningrado. Además, mis impresiones, en el día a día, en el trato con el resto de miembros del equipo de Dolmen son geniales: me han parecido gente excelente y de una gran profesionalidad, algo bastante atípico dentro del mercado editorial español.

Luego del peloteo (risas) me gustaría que el lector tuviese claro un concepto que yo tenía en mente a la hora de hacer esta novela. Y es que dan aún más miedo que los muertos vivientes, los zombies del mundo real, aquellos seres que, abandonados en Leningrado a su suerte, viendo que sus familiares, sus amigos, sus hijos, sus animales de compañía… morían de inanición, acabaron convirtiéndose en caníbales. Se trasformaron en zombies, en asesinos o en carroñeros que aprovechaban los cuerpos caídos de sus vecinos para cocinar la cena. Eso sí da realmente miedo y se necesitaba una novela para que la gente conociese su historia.

Y tal vez algún día una película, ¿por qué no? La historia lo merece.

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