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Zatōichi (座頭市), la de Kitano (2003)

Sinopsis: Japón, siglo XIX. Zatoichi es un vagabundo ciego que vive del juego y de dar masajes. Pero además es un maestro con la espada, rápido y preciso como el mejor samurai. En una ciudad en las montañas, a merced de la banda de Ginzo, Zatoichi y su fiel amigo Shinkichi conocen a un par de geishas, bellas y peligrosas. Okinu y su hermana Osei han llegado a la ciudad a vengar el asesinato de sus padres, y su única pista es el misterioso nombre de Kuchinawa.

Vale, sí, la foto no es la de Kitano, pero necesitaba poner esa… es un plano acojonante y con una fuerza brutal.

Zatōichi es un personaje de ficción protagonista de una serie de televisión homónima, japonesa, así como de 26 películas de samurais (entre 1962 y 1989). Aunque no es hasta 2003 que yo la conozco, mediante la adaptación al cine de Takeshi Kitano; escrita, dirigida y protagonizada por él mismo.

En las anteriores versiones, el personaje siempre fue interpretado por el actor Shintaro Katsu. He tenido la oportunidad de ver alguna de las interpretaciones de éste actor sobre el papel de Zatoichi, y tengo que decir que no me gusta…

Quizá sea porque le falta la «comedia» que asocio con Kitano, no sé, pero le falta algo. También es cierto que el género samurai no es mucho de mi agrado, pero se deja ver (la mejor película de samurais que se ha hecho nunca es Star Wars).

La película, no voy a decir que sea una obra maestra, pero sí la veo muy entretenida (con algunos pasajes más bien lentos y pausados, muy del estilo de Kitano, heredero del cine ruso y japonés, con planos muy largos y silenciosos donde lo que predomina es «la escena» y no la interpretación) y con toques muy cómicos, así como con momentos de acción sangrante.

La fotografía es espectacular, y el uso de los efectos especiales es muy bueno, pero mejorable (la sangre digital se nota que es de After Effects).Los movimientos de cámara en las escenas de acción es, para mi gusto, genial, con partes muy John Woo (quien ya usaba el Bullet Time en Hard Boiled, 1992, antes que Michael Gondry lo inventara en 1995, como dice la Wikipedia Española – la menos fiable del mundo), acelerando y ralentizando para darle más vigor, así como girando para dinamizar el combate.  Puede que hayamos visto sólo un desenvaine, corte y envaine (con limpieza de sable incluida… – malpensados-) de no más de 1 segundo, pero la forma de rodarlo y mostrarlo nos mete de lleno en la acción de la  película.

Kitano nunca ha sido un director/actor/escritor que me haya convencido mucho… esta película es lo mejor que ha hecho desde Humor Amarillo (Takeshi’s Castle en su origen). Sus dramas policíacos o de la mafia nunca me han llamado la atención: la película Takeshi me pareció un truñal como un piano, aburrida e incomprensible (seguro que la crítica la alaba como a ninguna…).

Pero si sólo conociera esta película suya, no tendría más que buenas palabras para describirla, tanto a su historia como su dirección, rodaje, interpertación, etc… Lo único que no me gusta de ningún modo de la película, es la escena final, el «baile» feliz para culminar la película y la victoria sobre los malos. Vale que es bonita, llena de color y gente bailando alegre, pero… joder, qué minutos más insufribles (buuu! no tienes sentimientos, buuu! qué poco tacto y romanticismo… buuuu! A CALLAR, COÑO, QUE ESTOY ESCRIBIENDO YO…!).

La película ha sido muy bien acogida por la crítica y espectadores, y ha conseguido los siguientes premios y nominaciones:

La Banda sonora no podría estar mejor escogida. Compuesta en su totalidad por Keiichi Suzuki, quién ya compuso en su momento la banda sonora de la película Tokio Godfathers (2003), entre otras. Para esta película, se han utilizado medios compositivos como «los movimientos y acciones de los protagonistas», arando el campo, golpeando el agua, construyendo una casa o caminando; de este modo, la mezcla de imagen y sonido se entremezclan de un modo sublime. En otras escenas e imágenes se entremezclan sonidos y músicas tradicionales japoneses con música electrónica, creando una obra intemporal y perfectamente encuadrada con la película.

En fin, un buen filme para una tarde de sábado. Si te gusta, cenas bien, y si no te gusta, te ves El Acorazado Potemkin, a ver qué te parece mejor.

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