Tunnel Rats narra la historia de un grupo de soldados norteamericanos, que en plena guerra de Vietnam deberán introducirse en tuneles por debajo de la selva para forzar combates cuerpo a cuerpo con los soldados vietnamitas.
Otra sorpresa más en medio de una noche de insomnio.
En esta ocasión, Uwe Boll desarrolla la primera historia escrita por Dan Clarke (productor de la mayoría de las películas de Uwe desde 2007).
La trama trata sobre los «ratas de túnel», especialistas a los que les tocaba pasearse por la enorme extensión de túneles del Vietcong para limpiarlos, como mínimo. Me gustó cuando leí la sinopsis, principalmente porque uno de los cómics que más recuerdo de hace años trataba de éstos mismos.
La semana pasada os comentaba que Uwe había alcanzado su cota más alta con Bloodrayne: The third Reich, pero ahora mismo tengo que decir que ya la había alcanzado dos años antes con esta película. La realización del alemán es más que correcta, la trama se desarrolla bien y sin bajones especialmente graves. Bien es cierto que la introducción podría ser un poco más corta, pero a la vez me alegro de que le hayan dado cancha a los personajes, porque es la película con mejores interpretaciones de lo que va de Ziclo.
Nuestro amigo Michael Paré («Seed», toda la saga Bloodrayne y más) interpreta al durísimo Sargento Hollowborn, pero no tiene mayor presencia que el resto de actores, entre los que se incluyen los geniales Brad Schmidt (haciendo del razonable y atormentado Sargento Heaney) y Wilson Bethel (cabo Dan Green, que cobra protagonismo cuando llegan los túneles), añadiéndose un correcto Mitch Eakins (interpretando al asustadizo Harris, que me recuerda en exceso a un conocido de los redactores de este blog). En general, y como ya he dicho, todos ellos obran de buena manera, con más mérito si cabe al ser, por término medio, actores desconocidos.
Respecto a la historia: una presentación con tópicos bélicos para que nos metamos en los personajes, tensión contínua desde que entran en su primer túnel, mucha acción bien resuelta a partir de aquí (a pesar de lo pequeño del campamento: ya lo entenderéis cuando la veáis) y un final ligeramente tedioso, original para algunos y previsible para otros. Como gran momento, siempre recordaré cuando Green se queda atascado entre vietnamitas muertos en uno de los túneles.
Hay que mencionar que los «ratas» eran un cuerpo de élite, pero el escritor no ha dudado en convertir a los jovenzuelos recién llegados en carne de cañón para que podamos verlos morir a manos del Vietcong. Por otro lado, es verídico que estos túneles contaban con almacenes, centros de mando e incluso hospitales, siendo también la que algunos verán como «trillada» oscuridad de los túneles un aliciente a ponernos en la piel de los soldados que tenían que entrar en éstos. A medida que transcurre la película y estos personajes deambulan por los túneles, nuestra percepción de los mismos será ligeramente diferente, ayudando a que la película no pierda interés.
Estamos ante una buena película que no reinventará el género bélico pero, al menos, lo trata con un respeto bastante extraño para el estilo de Uwe. Como mayor conclusión: las notas de IMDB ya no volverán a afectar a mis sesos, sobretodo cuando un 25% de los votantes dan un 1 y un 12% dan un 10. En esos momentos, sólo uno mismo puede decidir la nota, y toca mojarse.
Bravo Uwe, lo has vuelto a hacer. Aunque ya casi estoy seguro de que la joderás de nuevo en la próxima película: «Far Cry».