Sinopsis
Nancy trata de superar la pérdida de su madre y va hasta una solitaria playa mexicana de la que ella le hablaba mucho. Practicando surf se queda atrapada en un islote a sólo cien metros de la costa. El problema está en que un enorme tiburón blanco se interpone entre ella y la otra orilla.
Hay ligeros spoilers después del salto…
El misterio de la playa sin nombre
The Shallows (Infierno Azul en la Piel de Toro, sigh) es, sin duda, una de las mejores películas de/con tiburones que he visto (y, a estas alturas puedo decir que he visto muchas), e indudablemente es una muy buena película, sin más.
La cinta empieza con una escena en una paradisíaca playa solitaria, donde un chico encuentra un casco con cámara incorporada. De momento, no sabemos dónde ni cuándo transcurre esa escena, pero es importante dentro de la estructura de la película.
A continuación, pasamos a la protagonista que vemos que se dirige a esa misma playa; así, poco a poco, gracias a pequeños detalles, vamos descubriendo que el prólogo transcurre en un futuro más o menos inmediato. Lo que en un principio puede parecer un error, al empezar mostrando una escena del final, donde se pueden deducir algunas cosas, acaba resultando una forma increíble de ayudar a generar tensión… sabemos detalles de a dónde vamos a llegar, pero no cómo ni qué va a pasar exactamente. Además es un punto de inflexión muy claro en el tono, dividiendo el metraje en dos partes claramente diferenciadas.
Una montaña rusa trepidante
La primera hora es bastante tranqui, que no lenta. Nos presenta a la protagonista, sus circunstancias, los motivos que la llevan a viajar a una playa perdida a practicar surf, cómo se joden las cosas y empieza a pasarlo mal y muy mal… Es, dentro de lo que cabe bastante realista en su planteamiento (el momento en el que se tiene que coser el mordisquito en la pierna con lo que tiene a mano es bastante gráfico y explícito).
Entonces alcanzamos el momento visto en el prólogo y la peli se acelera de forma desmedida. Es como si hasta ese momento estuviéramos subiendo por una montaña rusa y a partir de ahí vamos hacia abajo cogiendo cada vez más velocidad. El tiburón pasa de ser un acosador tocapelotas a un depredador con muy malas pulgas. La chica deja de languidecer por la fiebre y el cansancio y decide sobrevivir como sea.
La recta final transcurre en un crescendo de acción lleno de sobradas cada vez mayores hasta llegar a la espectacular forma de acabar con el animal. Todo cada vez menos «creíble», pero mostrado con una espectacularidad visual apabullante. La escena de las medusas, por ejemplo, es tan preciosa como irreal.
Curiosamente, mientras veía la película pensaba que estaba un poco por encima del montón, pero mientras más la voy recordando para escribir esto, más me parece que es una genialidad en muchos sentidos.
Hasta el trailer es una p*ta maravilla…