Sinopsis
La malvada Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la Resistencia, liderada por la General Leia Organa. El piloto Poe Dameron encabeza una misión para intentar destruir un acorazado de la Primera Orden. Mientras tanto, la joven Rey tendrá que definir su futuro y su vocación, y el viejo jedi Luke Skywalker revaluar el significado de su vida.
Este ha sido un fin de semana estelar en el chiripitiflautico Cine-Teatro Salesianos de Vigo , donde hemos podido volver a disfrutar con la proyección de la última entrega de Star Wars, aderezada con una mini-exposición dedicada a los posters originales de la saga.
Esto no va a salir como tú crees
Star Wars: Los últimos Jedi supone el capítulo 8 en la «trilogía de trilogías» (juas) iniciada por George Lucas hace ya más de 40 años… y los que le quedan. La película es compleja, no por complicada, sino porque acepta diversos puntos de vista, muchos de ellos contrapuestos y, a pesar de ello, no todos completamente equivocados.
El compañero Roy ya expuso su visión de forma superficial sin entrar en detalles, y yo tenía intención de centrarme en por qué me ha entusiasmado, pero cometí el error de releer lo que había escrito sobre El despertar de la Fuerza y, jatetú, que no solo lo vuelvo a suscribir todo sino que es perfectamente aplicable a este episodio VIII, especialmente y sobre todo la frase final ^_^
En fin, me voy a limitar a decir que la cinta es una troleada monumental contra los que se dedican a montarse teorías y especulaciones sobre lo que tiene que pasar en la historia en lugar de intentar disfrutar con lo que dicha historia realmente ofrece. Los últimos Jedi coge todas las expectativas generadas por El despertar de la Fuerza y las lleva por el camino menos previsible y esperado, desde la actitud de Luke en su primera reunión con Rey, hasta la forma en que Snoke putea a Kylo Ren («Quítate esa puta máscara, aspirante a Vader»).
El contraataque del Jedi
Me parece todo un acierto dejar de lado historias sobre niños elegidos por la profecía vaga e imprecisa de la semana, que los planes desesperados de los héroes arrogantes y cabezotas sean tan inviables e irrealizables como parecen, y que las leyendas tengan pies de barro y no sean legendarias por siempre hasta mucho después del final feliz.
Y como colofón, toda la escena en el salón del trono de Snoke es una puta maravilla rebosante de epicidad y respeto por la saga. Y después, aún hay más.