El slasher es un subgénero del cine de terror. Su principal característica es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes o jóvenes fuera de la supervisión de algún adulto. La mayoría de las veces las víctimas están envueltas en sexo prematuro o consumo de drogas.
(fuente: Slasher – Wikipedia, la enciclopedia libre)
Esta sería una muy breve, pero fiel, sinopsis del 90% de las películas slasher…
En los años 50 el terror que conocía el cine y que llenaba las pantallas era mayoritariamente ciencia-ficción de bichoños , seres vestidos con chándales brillantes, mutaciones genéticas y casi siempre de cosas provenientes del espacio, ese gran desconocido. Posteriormente, en la década de los 60 la fuente del miedo se fue centrando en algo más terrenal, un ser humano de carne y hueso con nombre y apellidos.
Uno de los primeros ejemplos que podemos recordar es una película altamente recomendable para todos los amantes del género y terror en general llamada El fotógrafo del pánico (Peeping Tom, 1960), donde el personaje rueda sus asesinatos a mujeres para recrearse en su casa posteriormente con las imágenes. Psicosis (Psycho, 1960), del enorme Alfred Hitchcock, ahonda un poco más en la naturaleza perturbada de estos personajes, evidenciando un lado más humano en contraposición con la sociopatía y esquizofrenia de los mismos (características igualmente humanas).
En 1974 se produce el verdadero génesis de las Slash Movies. La matanza de texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974) de Tobe Hooper, marca un punto de inflexión en la historia del Terror. El personaje pierde por completo un lado humano para ser, simplemente, un asesino, psycho killer, psicópata, slasher o como gustéis denominarlo.
Para erradicar todo vestigio de humanidad, una máscara cubre el rostro del personaje, máscara que le da nombre: Cara de cuero (Leatherface). Su arma? una motosierra. Ataviado también con una especie de mandil de carnicero ya tenemos el disfraz completo.
Psicópata enmascarado con arma favorita sería una denominación perfecta para un perfecto Slasher.
En 1978 la frase «estamos aquí para quedarnos» se refuerza con La noche de Haloween (Halloween, 1978) de John Carpenter y rápidamente entran Viernes 13 (Friday the 13th, 1980) y Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, 1984). Michael Myers (Halloween), Jason Voorhees (Viernes 13) y Freddy Kruegger (Pesadilla en Elm Street), personajes principales de las películas, se convirtieron al instante en incónos del genéro de terror, y estuvieron robando horas y horas de sueño por todo el mundo.
Adolescentes con las hormonas revueltas eran las principales víctimas de nuestros enmascarados asesinos. Todos ellos seres atormentados por infancias difíciles que dejaron muy atrás su humanidad para vender su alma al mejor postor y convertirse en inmortales repartidores de terror.
Esa fue la época dorada de las Slash Movies.
Hubo una segunda venida en la década de los 90, cuando estos 3 ya dejaban de dar miedo y todos los niños querían hacerse fotos con ellos… y vino de mano de Wes Craven, director de Pesadilla en Elm Street, con Scream (Scream, 1996),
que recuerda vagamente al género Slasher y lo orienta al recién nacido terror adolescente. Película entretenida y llena de clichés conocidos por todos, a la par de necesarios en una película del género.
Tras esto, poco, salvo remakes de los clásicos… e intentos fallidos de resurgir a los verdaderos clásicos con crossovers como Freddy contra Jason (Freddy vs. Jason, 2003) se quedan en entretenimiento simple del peplum, pero que a los amantes de la sangre nos deja con un amargo sabor de boca (ojalá a ningún productor se le de por hacer un Crossover de Jason Vs. Michael Myers, porque los diálogos iban a ser un tanto aburridos, aunque me encantaría verlo). Remakes de Viernes 13, Halloween no aportan nada nuevo, ninguna novedad salvo mejores efectos… La futura Pesadilla en Elm Street parece ser más de lo mismo.
Puede que sea un género difunto, pero es un género que amamos.
Uno, dos, Freddy viene por ti
Tres, cuatro, cierra la puerta
cinco, seis, coge un crucifijo
Siete, ocho, mantente despierta
Nueve, diez, nunca mas dormirás