Simon es un personaje arrogante que se autoproclama como un mago auténtico. Vive en una alcantarilla y comparte andanzas y enseñanzas con su fiel discípulo mientras espera que se produzca una alineación cósmica que le permitirá aumentar su nivel de consciencia. Por casualidad llama la atención de un grupo de ricachones, aburridos y ociosos, que buscan entretenimiento y diversión en el arcano mundo de la brujería, las ciencias ocultas y los supuestos poderes de Simon.
He leido alguna sinopsis de Simon, King of the Witches que equipara al personaje con el Dr. Stephen Extraño de Marvel Comics, sin embargo su actitud chulesca y aparentemente despreocupada, y el sentido de destino fatalista en todo lo que hace me ha recordado más a una beta version del John Constantine de DC Comics, que aparecería por primera vez 14 años después de esta película. A todo esto le sumamos un sidekick que haría las delicias de Fredric Wertham (autor de La seducción del inocente), y una relación imposible con la hija del fiscal del distrito, y tenemos un curioso film setentero que toca tangencialmente aspectos de sectas, rituales satánicos, misticismo y otros.
Al principio se juega un poco con la ambiguedad del protagonista. ¿Es realmente un mago tan poderoso como él mismo dice, es un charlatán, o es un demente? Cuando acude a una fiesta de clase alta, invitado por la curiosidad de sus anfitriones, que le piden que haga una demostración de sus habilidades, se límita a vender amuletos, talismanes, filtros de amor y crecepelos milagrosos, como el típico vendedor de feria. Alguno no se toma demasiado en serio a Simon e incluso intenta burlarse de él y engañarle, lo que puede no tener buenas consecuencias.
En paralelo, Simon está haciendo los preparativos necesarios para una próxima alineación cósmica interdimensional que le permitirá ponerse a la altura de los dioses. Es bastante hilarante el ritual de carga de energía electromágnetica de uno de los artefactos necesarios para dicha conjunción astral. Primero intenta hacerlo con la ayuda de la chica que le gusta, pero le pone muy palote y se desconcentra, así que usa a su sidekick para seducir a un homosexual, llevarlo a su guarida (símbolo de su ascenso social, cambia el sistema de alcantarillado por una brujicueva en un sotano mohoso) y entonces sí que puede completar el ritual.
En fin, sin entrar en más detalles de la trama, una historia bastante sicodélica, confusa en algún momento y, como ya he dicho antes, tremendamente fatalista. Los efectos especiales son justitos y, como tales, están limitados a cuando estrictamente hacen falta, algo que deberían tener en cuenta muchos directores propensos a rellenar sus películas con CGI de lo más cutre.
Ojo al trailer, que casi cuenta el final…