Pom Poko (1994), la guerra de los mapaches

Pom Poko - poster
TÍTULO ORIGINAL:
Heisei Tanuki Gassen Ponpoko
NACIONALIDAD:
Japón
AÑO:
1994
DURACIÓN:
119 min.
DIRECTOR:
Isao Takahata
GUIÓN:
Isao Takahata
MÚSICA:
Chang Chang Typhoon
FOTOGRAFÍA:
Atsushi Okui
REPARTO:
Animación

Sinopsis de «Pom Poko»

Ante la inminente destrucción de un frondoso bosque cercano a una ciudad, cuyos dirigentes quieren construir en su lugar una urbanización, los mapaches que viven en el bosque intentarán sabotear la operación para así conservar sus hogares.

Yo quisiera ser civilizado como los animales

Pom Poko (acortación del título original La guerra de los mapaches Pompoko de la era Heisei -más o menos-) es la octava película producida por el Estudio Ghibli, a cargo de Isao Takahata tanto en dirección como en guión. No cabe duda de que Takahata ha sido un poco menos prolífico que su colega Miyazaki dentro del estudio, como tampoco vamos a dejar de reconocerle que ha experimentado más con las posibilidades de la animación al tiempo que su producción ha sido más variada en cuanto a temática y narrativa.

Pom Poko 01

En el blog ya tenemos una reseña dedicada a Pom Poko con la que estoy muy de acuerdo, así que tampoco es que vaya a aportar algo nuevo o diferente al respecto. De hecho, dicha reseña casi parece una de las mías: tres párrafos, uno de relleno y dos ideas más o menos desarrolladas 😏

Pom Poko 02

En fin, con una historia que incluye un montón de elementos tradicionales, religiosos y filosóficos de Japón, tenemos una dura crítica hacia la expansión descontrolada de los seres humanos por encima del resto de seres con los que compartimos planeta. El hecho de que, en este caso, parte de esos seres sean un grupo de animales místicos cambiaformas, característicos del folklore oriental, hace que esa crítica no esté libre de elementos de fantasía y comedia, que lejos de aligerarla ayudan a resaltar lo serios y reales que son los temas que trata.

Pom Poko 03

El final no es precisamente alegre, pero en lugar de ofrecer una moraleja complaciente, deja en el aire un mensaje de esperanza abierto a que la responsabilidad de qué hacer a continuación es cosa nuestra.

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