Sinopsis
En un futuro próximo, el agua ha cubierto el 98% de la superficie terrestre debido al deshielo producido por el calentamiento global. Los tiburones se han expandido por todas partes y ahora dominan el planeta, operando como una colmena dirigida por un tiburón alfa mutado.
Tiburones por aquí, tiburones por allá
El planeta de los tiburones es una película cutre aún dentro de sus estándares. Quiero decir, cuando te planteas padecer una producción SyFy/The Asylum tienes que tener muy claro dónde te metes, reducir las expectativas, apagar el intelecto y poner el nivel de exigencia muy por debajo de cero. Pues con todo, esto es un bodrio.
O lo mismo es que yo estoy saturado de escualos. A saber.
Historia plana, personajes planos, situaciones planas. No hay tensión en los ataques de los tiburones. No hay muertes vistosas, ocurrentes o chulas; ni siquiera sangrientas. No hay preocupación por ninguno de los personajes… además creo que sólo mueren secundarios ridículos, de los que están precisamente para eso.
Ni siquiera hay un mínimo cuidado por los detalles. Los últimos supervivientes de la humanidad malviven en plataformas flotantes que se nota que están construidas a la orilla del mar, con un palmo de agua por debajo y las olas rompiendo alegremente a dos pasos. Al principio nos presentan un personaje que tiene toda la pinta de ser relevante en la trama posterior, pero no, no hace absolutamente nada el resto del metraje; ni siquiera tiene la dignidad de morirse. Y así, todo.
Y al final, homenaje salvaje al «Planeta de los Simios» (la primera), pero al revés, con la Estatua de la Libertad surgiendo triunfante de los océanos deshidratados. ¡Toma spoiler en la cabecera! JAJAJAJA.
Total, nada recomendable, ni siquiera para echar unas risas. Consigue una cerveza bien fresquita (o un chocolate caliente con churros, según la época), acomódate en el sofá y contempla fijamente el techo del salón. Será mucho más entretenido.