Matinee (1993), nostalgia delirante

Sinopsis

En plena crisis de los misiles de Cuba, Lawrence Woolsey, un avispado productor de películas de terror decide estrenar «Mant», su nueva película, poniendo en práctica toda clase de efectos especiales en la sala de cine, todo ello aprovechando el ambiente de histeria general.

Una película dentro de otra

Matinee es una de esas películas cuya existencia conozco desde hace mucho, que siempre me ha llamado poderosamente la atención, pero que por dejadez o falta de voluntad o vayaustéasaber, no he visto hasta hace poco. Y es una pena no haberlo hecho antes, porque está genial.

Es posible que Joe Dante, el director, no sea uno de los más reconocidos del medio, ni tampoco uno de los más prolíficos, pero sí hay que reconocerle que es un realizador bastante eficiente, y que es responsable de varios títulos míticos (Aullidos, Piraña o Gremlins, entre otros).

Matinee es un homenaje a la ciencia-ficción de serie B de los años 50/60, rodada en los 90 y con una colección de personajes y situaciones muy ochenteras (aunque la película en sí esté ambientada en la crisis de los misiles de Cuba de 1962). Con una frescura y un ritmo que no decae, el tono nostálgico nos arranca alguna que otra sonrisa llevándonos a aquellos tiempos en los que el cine era un espectáculo de evasión sin más pretensiones que alejarnos de una realidad al borde de la autodestrucción >> silbido, silbido <<.

La falsa «película dentro de la película», Mant, es un reflejo de las inquietudes propias de la ciencia ficción de los años 50, orientada hacia la radiación y los monstruos creados por sus efectos. Su productor, Lawrence Woolsey, interpretado por un genial John Goodman, está inspirado en el director de serie B William Castle.

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