TÍTULO ORIGINAL | Killing Them Softly |
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AÑO | 2012 |
NACIONALIDAD | Estados Unidos |
DIRECTOR | Andrew Dominik |
GUIÓN | Andrew Dominik sobre la novela de George V. Higgins |
FOTOGRAFÍA | Greig Fraser |
REPARTO | Brad Pitt, Scoot McNairy, Ben Mendelsohn, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Vincent Curatola, Trevor Long, Max Casella, Slaine, Linara Washington, Sam Shepard |
SINOPSIS | Tres criminales, cada uno menos espabilado que el anterior, organizan el asalto a una timba ilegal de cartas, esperando que la culpa recaiga sobre el organizador de la misma, ya que éste, hace un tiempo, organizo un asalto sobre su propia timba y, a pesar de haberlo confesado, salió sin perjuicio. Milagrosamente, el robo sale con éxito y la mafia contrata a un matón profesional para que investigue el hecho y encuentre a los culpables. |
Película engañosa y tramposa donde las haya. Para empezar, no es lo que vende: se trata de una pretendida crítica sobre la situación económica y social de los EEUU y, por extensión, de (casi) todo el planeta, disfrazada de thriller sobre criminales al estilo del Tarantino de «Reservoir Dogs» y «Pulp Fiction», y del Ritchie de «Lock & Stock» y «Snatch» pero sin la gracia de ninguna de ellas.
La parte crítica es simple, burda y carente de contenido, basándose en hacer un simple paralelismo entre el mundillo de mafias y el sistema económico (gente jugando con dinero que no es suyo, búsqueda de cabezas de turco para contentar a la opinión pública,…). La película se limita a ser una mera exposición de la situación sin llegar a ofrecer una opinión claramente positiva o negativa ni presentar alternativas o soluciones. Y, para que quede claro el verdadero mensaje de la peli, hay una continua y machacona presencia de fondo de diferentes discursos televisados de Barack Obama que no aportan nada, y sobre todo, un forzado speech final del personaje de Brad Pitt a modo de sentencia lapidaria de todo lo sufrido en los 90 minutos anteriores.
La fuerza de la historia se apoya en unos diálogos sin chispa que son, la mayoría, un verdadero tostón. Al contrario que las películas mencionadas más arriba, en las que los diálogos se usan no para hacer avanzar la trama, sino para definir a los personajes, en este caso las conversaciones son cargantes, sin gracia, y no aportan nada, ni a la historia, ni a los personajes. Debería estar claro que hace falta algo más que chulería y palabrotas para copiar a Tarantino.
La línea argumental es completamente lineal, sin sorpresas, ni tensión… y sin prisas, extremadamente pausada. Incluso abusa del slow motion en las escenas de acción sin conseguir transmitir nada más que tedio y alargamiento sin un fin claro.
Lo mejor de la película, el trailer, que siguiendo la lamentable tradición habitual, contiene las mejores escenas (incluida la de los dos desgraciados intentando quemar el coche que usaron para el robo, momento culmen de la película), y por supuesto destapa parte de la historia, por si no era lo suficientemente previsible.