Sinopsis de «Le magasin des suicides»
La tienda de familia Tuvache lleva décadas atendiendo la demanda de todo tipo de ingenios para el cliente que decide abandonar este valle de lagrimas de la forma más satisfactoria posible. El negocio va viento en popa, pero el nacimiento del sonriente Alan lo cambiará todo.
Risas, canciones, humor negro… sí, pero no
Le magasin des suicides es la primera película de animación del director francés Patrice Leconte, y resulta un debut como a medio gas.
El formato ya es de lo menos convencional: una comedia muy negra que se apoya en recursos narrativos de musical. Es decir, con canciones que no interrumpen bruscamente la narración, sino que se integran perfectamente en la historia y la hacen avanzar. Con una estética lúgubre y colorida al mismo tiempo y un estilo de animación simple pero efectivo, con unos diseños de personajes y escenarios que recuerdan al estilo de dibujo de Tim Burton, lo cual es bastante apropiado pues la cinta podría formar un curioso trío con Pesadilla antes de Navidad y La novia cadáver.
Sin embargo, la recta final se vuelve muy ñoña y, a pesar de tener algún que otro momento magistral (por ejemplo, el momento en el que el pequeño Alan lleva a sus amigos a ver como su hermana se cambia de ropa antes de ir a dormir), el desenlace está edulcorado en exceso y desemboca hacia una conclusión convencional y previsible.
Al final, la película no es exactamente infantil, pero tampoco llega a resultar satisfactoria para los adultos. Y aunque tiene ramalazos, no llega a ser una comedia de carcajadas, ni explota adecuadamente la vertiente negra de ese humor, como podría esperarse desde el principio.