Sinopsis de «La sala de torturas chinas»
Un rico comerciante acoge a Pequeña Col como criada porque tiene los pies pequeños, algo que le pone mucho. Su esposa le pone los cuernos en cuanto se va de viaje pero al descubrir a Pequeña Col espiándola decide castigarla obligándola a casarse con un hombre del pueblo superdotado (y no por demasiado listo). El nuevo marido muere por una sobredosis de afrodisíacos que le revientan el miembro, y el comerciante y la criada son acusados del asesinato y de adulterio. El magistrado los somete a diversas torturas con el fin de que confiesen el crimen.
Torture-porn en plan risas
La sala de torturas chinas es un drama de corte erótico con toques de comedia, pero oriental, muy oriental y mucho oriental, con todas las connotaciones que eso conlleva. Todo muy exagerado y realmente, más que cómico, es muy absurdo, tanto en situaciones como en reacciones. Y, además está la parodia recurrente de Ghost, con la música y el modelado de barro.
Hace muchas Eras de la Humanidad, en una época pre-youtube, pululaba por diversas páginas de humor un breve vídeo con una pareja manteniendo un encuentro sexual como si fuese una pelea de kung fu con cables (aún no había llegado Matrix (1999) ni Tigre y Dragón (2000)). En años posteriores me encontré con ese mismo fragmento de vídeo circulando por las redes, pero nunca me dió por intentar localizar el origen hasta hace relativamente poco. Y, fíjate, pequeña decepción, porque la parte de kung fu sexual volador es muy breve, aunque se ve compensado por el hecho de que la cinta sea muy divertida y muy sangrienta.
Principalmente, la peli denuncia lo injusto que resulta que un sistema judicial se base en torturar a los sospechosos hasta que confiesen su culpabilidad. Las escenas de tortura son bastante crudas y variadas, desde el mítico cañas de bambú en las uñas, hasta hacer la croqueta encima de una cama de pinchos.
Actualmente la podéis ver completa en Youtube, con una sencilla búsqueda.