Sinopsis de «La piel fría»
En una isla perdida en medio del océano, dos hombres se defienden, noche tras noche, resguardados en un faro, del asedio de unas extrañas criaturas marinas. Sometidos a la extrema tensión, sin entender las razones del ataque, tendrán que replantearse cómo enfrentarse a lo desconocido.
Que te f*lle un pez
La piel fría es una co-producción entre España y Francia, en la que el director Xavier Gens adapta la novela de Albert Sánchez Piñol del mismo título, un relato con claras influencias entre Robert Louis Stevenson, Julio Verne y, evidentemente, H. P. Lovecraft. Ya se comentó en el blog hace unos meses, pero se merece otra entrada.
La narración y el sentido del ritmo están perfectamente milimetrados, de forma que el metraje de 100 minutos se rellena holgadamente con los escasos recursos disponibles: un escenario limitado a dos o tres enclaves en una isla perdida, y tres personajes principales sobre los que recae el peso de la historia, uno de ellos que ni siquiera es humano ni tiene líneas de diálogo.
No es exactamente una película de acción, ni una película de terror. Puede decepcionar fácilmente pues genera expectativas en ambos sentidos, pero merece la pena verla y quedarse con lo que nos cuenta (obviamente, no con lo que no nos cuenta). Es más, podría haberse conformado con ser un relato de supervivencia sin más, sin embargo decide dar un paso hacia la reflexión, hablando de amor, de odio, de la desconfianza hacia lo desconocido, de la guerra…
Destaca sobre todo la atmósfera inquietante, compuesta a base de una estupenda ambientación visual, una maravillosa fotografía y un correcto uso de planos panorámicos durante el día. Todo equilibrado con las impactantes secuencias de acción nocturnas, con sus justas dosis de violencia y sangre. Señalar además las remarcables actuaciones de un irreconocible Ray Stevenson como el huraño farero y de Aura Garrido, completamente oculta por el maquillaje, y con un papel sin diálogos cuya expresividad es puramente física.