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La noche del terror ciego (1971), Templarios zombies 1 de 4

La noche del terror ciego - poster

Sinopsis

Betty se encuentra en la piscina de un hotel en Lisboa con una antigua compañera de internado, Virginia, la cual está acompañada por Roger. Éste propone que los tres pasen unos días en un parador de turismo, algo que despierta los celos de Virginia y acaba haciendo que decida saltar del tren en el que viajan al día siguiente hacia su destino. Caminando llega al desértico pueblo de Berzano, presidido por una abadía. Se acomoda entre las ruinas y se dispone a dormir, cuando empiezan a ocurrir cosas extrañas y terribles.

Serie B cutre pero con encanto

La noche del terror ciego es una película de serie B de terror fantástico español, movimiento cinematográfico que vivió su mayor esplendor entre mediados de los 60 y finales de los 70.

Una secta de monjes guerreros, escindida de los caballeros templarios, practican rituales satánicos aprendidos en oriente con el fin de conseguir la vida eterna. Capturados, juzgados y condenados a muerte, sus cadáveres fueron expuestos hasta que los cuervos les sacaron los ojos, todo lo cual no acabó definitivamente con ellos.

Inspirada directamente por La noche de los muertos vivientes de George Romero, el director Amando de Ossorio no se limitó a calcar la fórmula de partida sino que le dio un toque propio, añadiendo elementos de satanismo, brujería y canibalismo. Todo combinado con unas gotas del terror erótico característico de Jess Franco, y con influencias visuales de las «Leyendas» de Gustavo Adolfo Bécquer (esa espectacular apariencia cadavérica de los templarios).

No nos engañemos, las actuaciones son justitas y el guión es simple y lleno de «errores» convenientes, pero la idea es muy original tanto en planteamiento como desarrollo y además la ambientación y la puesta en escena (especialmente, las ruinas de la abadía y el cementerio) son alucinantes, acompañadas por una música de ultratumba con cantos gregorianos inquietante y opresiva.

Y, sobre todo y por encima de todo, el ya mencionado aspecto de los caballeros templarios, cadavéricos, con túnicas gastadas y roídas, avanzando con paso lento pero constante e imparable. Caminando, o sobre caballos igualmente muertos. Surgiendo de sus tumbas con parsimonia y ocupando cada rincón visible hasta abalanzarse finalmente sobre su víctima. Delicioso.

Menospreciando lo nuestro

Poco valorada en España, pero considerada de culto fuera de nuestras fronteras. Si fuese alemana o yanqui, aquí aplaudiríamos con las orejas y diríamos que es un clásico.

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