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La isla misteriosa de Julio Verne (2005), bichoños, tesoros y piratas

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Sinopsis

Cinco prisioneros de la Guerra de Secesión Americana escapan en un globo a un destino desconocido. Arrastrados por el viento, terminan por caer en una remota y fabulosa isla, poblada por una variada fauna de criaturas de tamaño aumentado. Además se encuentran con el capitán Nemo y su cáustico mayordomo Joseph.

Telefilm de serie B

La isla misteriosa es una novela de Julio Verne publicada en 1874, que ha sido adaptada varias veces a diversos formatos. En esta ocasión tenemos un telefilm de bajo presupuesto de casi tres horas de duración, con un plantel protagonista relativamente atractivo (Kyle MacLachlan, Gabrielle Anwar, Patrick Stewart…) que sin embargo ofrece un resultado bastante irregular.

Básicamente, han agarrado el libro, lo han metido en una trituradora, han elegido partes al azar y lo han reordenado de forma completamente aleatoria.

El capitán Nemo (y el (mini)Nautilus), que es la sorpresa final del libro, aquí aparece prácticamente desde el principio, en una Nemocueva toda chula, que debe limpiar y abastecer de provisiones el puteado mayordomo Alfred Joseph.

Los piratas, que también son parte del desenlace del libro, salen desde el prólogo, con una trama de búsqueda de tesoro escondido y un sosias del capitán Jack Sparrow que va de graciosillo y da más pena que otra cosa.

Así pues, la parte aventurera y de supervivencia, ha quedado reducida a cero y menos que nada, sustituida por encuentros casuales con la fauna de la isla que consiste en criaturas agigantadas debido a motivos desconocidos y que, a pesar de estar realizadas mediante cutres efectos especiales de saldo, son en general bastante más resultonas de lo que podría esperarse.

Y además aburrido

No sólo la historia es plomiza y soporífera, la filmación está llena de gazapos y errores de raccord del tamaño del iceberg que hundió el Titanic. Y no hablamos de errores rebuscados tipo «ahora cojo la copa con la mano derecha, ahora bebo con la izquierda» y demás, sino de escenas que empiezan en un escenario y cambian a otro totalmente diferente por arte de magia. O, por ejemplo, ese maravilloso momento en el que los piratas son emboscados y tiroteados cuando desembarcan en la playa, quedando el capitán en pie, inmóvil e intacto mientras sus hombres caen abatidos o escapan corriendo.

En fin, una basurilla a la que no merece dedicarle ni un minuto de tiempo.

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