Holy Motors (2012), completamente inclasificable

TÍTULO ORIGINAL:
Holy Motors
NACIONALIDAD:
Francia
AÑO:
2012
DURACIÓN:
111 min.
DIRECTOR:
Leos Carax
GUIÓN:
Leos Carax
MÚSICA:
Neil Hannon
FOTOGRAFÍA:
Yves Cape, Caroline Champetier
REPARTO:
Denis Lavant, Edith Scob, Kylie Minogue, Michel Piccoli, Eva Mendes, Jean-François Balmer, Big John, François Rimbau, Elise Lhomeau, Jeanne Disson, Leos Carax, Nastya Golubeva Carax, Reda Oumouzoune, Zlata

Sinopsis de «Holy Motors»

Un día en la vida de un hombre con múltiples personalidades: asesino, mendigo, ejecutivo, monstruo y padre de familia. El protagonista encarna personajes diversos como si se tratase de una película dentro de una película.

Algún día nos reiremos de todo

Holy Motors es una película francesa de 2012 dirigida por Leos Carax, un realizador tan poco prolífico como «especial» (su anterior largometraje, Pola X se estrenó en 1999).

En los últimos tres años y pico habré escrito sobre más de 400 pelis; las ha habido de todo tipo: malas, buenas, cutres, sencillas, complicadas, recomendables o no, disparatadas, desmadradas, con mensaje… Esta de hoy las supera a todas en todos los sentidos, creo. Si usara un sistema de calificación por puntos, tendría que ponerle a Holy Motors un 5 clavado, pero no en plan aprobado raspado, sino como símbolo del perfecto equilibrio entre obra maestra y engendro del infierno.

Durante los primeros 40 minutos, más o menos, el espectador se pregunta no pocas veces qué está viendo, qué sentido tiene y por qué sigue adelante con ese suplicio. Entonces hay una mínima explicación tanto de los actos del protagonista como del mundo en el que se mueve, y ahí parece que estamos ante una (no tan) típica película episódica, con varios segmentos unidos por un hilo común, en este caso el mismo actor interpretando a diferentes personajes de una escena (o evento) al siguiente, y uno empieza a darle forma a lo que está viendo y a reconocerle algún valor. En ese momento llega la recta final, el desenlace y la última-escena-después-del-final y la incredulidad sobre todo lo que se acaba de ver ataca de golpe, quedando la duda de si realmente hay algo que rascar o todo ha sido un vacile de casi dos horas.

La verdad es que hay varias posibles interpretaciones a lo que transmite, qué representa cada elemento, qué alegorías nos oculta alguna que otra escena, si hay una crítica hacia la sociedad, o si se habla del individuo… incluso es posible que el único fin verdadero es que debatamos si hemos visto algo con sentido o no, y en esta época de maxi-blockbusters creados casi como fotocopias en cadena, que una producción dé pie a debatir sobre lo que se ha visto o lo que se ha creído ver, es un punto muy grande a favor.

Sin entrar en debates ni interpretaciones, es evidente que Carax ha hecho una película sobre la narración audiovisual, un homenaje que da un repaso a diferentes géneros y formas de hacer cine, desde los orígenes donde no se buscaba más que interesar al público simplemente mostrando imágenes en acción hasta las fórmulas más comerciales y recocinadas de hoy en día.

Sin más, destacar la brutal la labor interpretativa de Denis Lavant que carga él solo prácticamente con el peso de toda la historia, con el único apoyo de Edith Scob como su fiel chófer.

Creo que no hace falta decirlo, pero no es una peli para contentar a todo tipo de espectadores. Consumir con precaución.

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