Sinopsis de «Gremlins»

Rand es un viajante que un día regala a su hijo Billy una tierna y extraña criatura, un mogwai. El inocente regalo, sin embargo, será el origen de toda una ola de gamberradas y fechorías en un pequeño pueblo de Estados Unidos.

Gizmo, caca

Gremlins es un mítico clásico del cine adolescente de los años 80, responsabilidad de Joe Dante, director al que me gusta reivindicar de vez en cuando, ya sea con alguna de sus películas menos conocidas o, como en este caso, con uno de sus títulos más exitosos y recordados, aprovechando que lo he revisionado no hace mucho.

Mezcla de terror, fantasía y comedia ambientada en Navidad, con mucho humor negro y, además, perfecta para poder ver en familia. Una combinación que puede parecer imposible y por la que hoy en día muchos produtores darían el brazo… de uno de sus asistentes. Y, por otro lado, dio origen a una especie de subgénero de criaturillas tan traviesas como feas (Critters, Ghoulies, Hobgoblins, Trolls, Munchies…)

Los ingredientes que completan el cóctel son la producción de Steven Spielberg, el guión de un primerizo Chris Columbus y una banda sonora compuesta por el fabuloso Jerry Goldsmith. Y, por supuesto, diversos homenajes a la serie B de los 50-60, sello identificativo de Dante.

El diseño de las criaturas, tanto el mogwai como los gremlins, es genial: simple, funcional y perfectamente reconocible. Los efectos especiales, al contrario que otros contemporáneos, no han envejecido nada mal, gracias sobre todo a una excelente planificación de cámara que muestra lo justo y necesario de los animatronics en cada escena.

Momentos inolvidables: la excelente coreografía de la pelea en la cocina, el despiporre de los gremlins en el bar y en el cine viendo Blancanieves y los siete enanitos, el humor negro muy pasado de rosca de la historia de Navidad del personaje de Phoebe Cates.