En los últimos años asociamos el nombre de Clint Eastwood a peliculón o buena película, mínimo. En esta cinta se nota que la dirección no la lleva él, pero sigue llenando la pantalla con su presencia y saber hacer como pocos actores hoy en día. Decente argumento, salvable guión, y un mal aprovechamiento de tomas y planos, sobre todo cuando el trasfondo de la película es un deporte, el baseball. La historia parece caer a veces en algunos tópicos, sobre todo con un par de giros que todo el mundo se espera, pero tal y como lo llevan Eastwood y Adams, su química y el saber hacer que te lo creas, consigue que la mayoría del tiempo pasen desapercibidos esos defectillos que cantarían claramente en otros filmes. Me gustaría centrarme es eso, en la interpretación de sus protagonistas, liderados por los mencionados Clint Eastwood (ojeador en decadencia) y Amy Adams (abogada de éxito) le unimos a Justin Timberlake (ex jugador retirado por una grave lesión), John Goodman (jefe de ojeadores), Matthew Lillard (“malo” de turno) y Robert Patrick (jefe, jefazo) por mencionar los más reconocibles. Ojeador veterano, que empieza a sufrir los problemas de la edad en su trabajo, si su carácter ya no es el del tierno abuelito, imaginaros como será cabreado todo el día consigo mismo y con el mundo, lo borda, lo clava y en muchas situaciones no puedes evitar empatizar con sus malas contestaciones, sus rudos gestos y su preocupación por seguir siendo completamente independiente, haciéndose querer a medida que pasan los minutos. Amy Adams me ha sorprendido, gran actuación como hija distante, centrada en su trabajo y su proyección en el bufete donde trabaja, que consigue hacer que rápidamente te pongas de su parte y alabes su paciencia. Timberlake tiene un papel de medio protagonista medio secundario, no lo hace nada mal y le da un toque de chispa y simpatía a su personaje.
No es una película deportiva en sí, ya que el baseball es más un conductor que un protagonista, aunque echo de menos escenas a cámara lenta, tomas cercanas, detalles del juego y/o jugadores, un poco más de mimo de la cámara en general con el juego.
Pero como bien decía, el centro de todo son los protagonistas, incluso el trato de la vejez, la adaptación con el paso de los años a esas limitaciones (y frustraciones) son ligeramente ensombrecidas por una relación que lo abarca todo y casi sin darte cuenta hace que poco a poco te pongas de su lado, deseando un buen final, deseando que cada uno obtenga lo que se merece y tal vez echando en falta, como colofón, un buen puñetazo del bueno de Clint.