Amo con todo mi corazón el cine de bichoños, por lo que no podía dejar escapar la oportunidad de ver hoy mismo la última de Godzilla, el King of Monsters por antonomasia. Sí, tiene 3 años, pero oye… tengo un retraso.
Tras el salto seguimos de tranqui, con spoilers.
Suscribo por completo las palabras ya dichas por mi amigo D.Ego en su review de hace unos meses, pero me toca aportar un granito.
Siendo muy rápido, diré que Godzilla me enganchó y me gustó desde el principio. Las imágenes de los créditos iniciales no ahondaban nada en el génesis del bicho, por lo que no anulan la historia cinematográfica del mismo. No del todo… dejan esa posibilidad abierta a cada uno. Al menos no lo crearon los franceses en Mururoa *guiño*guiño*.
Y por lo demás, la verdad, es una película godzillesca muy estándar… Llega un bicho malo, ataca, destruye, llega Godzilla y salva Tokio San Francisco.
En esta ocasión no rescatamos a ningún enemigo conocido, sino que nos inventamos uno y nos basamos en otro.
Mutos, un bicho arañesco y gigante, pero con una cabeza que sí recuerda a un enemigo pasado, también medio insecto…
Os presento a Gyaos, enemigos de Gamera, aparecido por primera vez en 1967.
Pero bueno, volvamos a la actual… No sólo tenemos un enemigo, sino 2, una parejita, un macho pequeño, en relación a la inmensa hembra… y a punto de dar a luz una ingente familia de bichoños.
Y como ya dije antes, ya sabes cómo empieza, y cómo acaba, de modo que hablemos un poco de la comparsa que rodea la batalla.
La historia paralela a la batalla se centra en 1 hombre. Por supuesto, norteamericano y militar, marido de una rubia y padre de un crío. Es hijo de un científico al que tomaron por loco cuando intentó avisar de que «algo raro hubo» hace 15 años, cuando reventó un reactor nuclear… Lo que había pasado es que Muto había ido a comer residuos nucleares y reventó con todo… básicamente.
La tarea del yanki será… La verdad, no sé muy bien cual es su tarea, porque imprivisan bastante sobre la marcha y devenir de los acontecimientos, así que se queda en una comparsa con protagonismo.
Desde un punto de vista técnico, la película funciona en casi todos sus aspectos: dirección, guión (esto es fácil), reparto y CGI. Pero hay un PERO mayúsculo que no puedo evitar mencionar: la luz. La película es muy oscura, tanto que a veces cuesta diferenciar lo que estás viendo y resulta un poco molesto. No digo que una película de Godzilla tenga que ser un festival de luces o una ensaladilla de colores, pero coño… no sitúes las escenas de noche y tras el ataque de un pulso electromagnético (esto es literal)… Mantén el PEM en la escena, pero sitúala al atarceder o amanecer para que podamos ver algo, y disfrutarlo.
Realente es la única pega que le puedo poner, porque por lo demás cumple con todos los requisitos para ser una peli de bichoños, así que sí, Godzilla es otra de las películas que recomiendo ver.
Y mientras le estoy dando a Publicar este artículo, estoy dándole al play para ver Kong La Isla Calavera… El cine de bichoños está en un momento de resurgimiento interesante.