Sinopsis de Freaks and Geeks
La trama se centra en la vida de una adolescente, Lindsay Weir y de su hermano menor Sam, ambos estudiantes en el instituto McKinley durante el año escolar 1980-81, en la ciudad de Chippewa, Míchigan, un suburbio de ficción de la ciudad de Detroit. Lindsay, una estudiante ejemplar y responsable, empieza a alternar con chicos problemáticos a los que los estudios prácticamente les traen sin cuidado, lo que genera problemas con sus padres y sus anteriores amistades. Por su parte, Sam y sus amigos intentan encontrar una forma de encajar en su nueva etapa como estudiantes de instituto.
Una sorpresa muy agradable
Descubrí Freaks and Geeks (conocida por aquí como Instituto McKinley) un poco por casualidad, atraído por la presencia de tantos nombres reconocibles en uno de sus primeros trabajos. Una serie de instituto que no es un culebrón, con un grupo de chavales corrientes que hacen frente a problemas típicos de su edad y que supuso un soplo de aire fresco con respecto a las típicas series sobre adolescentes. Emitida en 1999 y ambientada en los ’80 es un claro ejemplo adelantado a su tiempo de la invasión nostálgica que nos inunda hoy en día.
Por desgracia no encontró su hueco en la parrilla televisiva y, a pesar de contar con buenas críticas y un sólido grupo de incondicionales, fue cancelada después de la emisión de solo 12 episodios. Una campaña de protesta por parte de los seguidores consiguió que se emitieran 6 nuevos capítulos de forma bastante irregular. Una pena, pues la colección de personajes, tanto principales como secundarios, están tan bien presentados y desarrollados, son tan entrañables, que uno se queda con ganas de saber más de ellos.
Antecendentes
La serie resulta ser una curiosa mezcla entre Aquellos Maravillosos Años y Es Mi Vida. Sam Weir no es tan cargante y agobiante como Kevin Arnold, y Lindsay Weir no es tan instrospectiva e intensa como Angela Chase, pero hay muchas otras similitudes y paralelismos. Las tres series, cada una con sus peculiaridades, intentaron un acercamiento realista a los problemas de los adolescentes, básicamente centrados en las dudas sobre cómo plantearse la vida en relación a las amistades, la familia, la situación social, el futuro inmediato…
Es Mi Vida también trataba problemáticas más adultas, relacionadas con la paternidad y las relaciones de pareja, algo que aparece un poco más diluido en Freaks and Geeks, pero que seguro que ha condicionado a las mentes cuadriculadas encargadas de encajar la serie en una franja horaria adecuada a su público objetivo. Por su parte, Aquellos Maravillosos Años también estaba ambientada 20 años antes de su fecha de emisión, y el entorno de Kevin Arnold y sus dudas existenciales recuerdan mucho al grupo de amigos de Sam Weir, con algo más de humor y menos comida de coco, eso sí.
Las tres series cuentan con un reparto de debutantes (o casi debutantes) que, en la mayoría de los casos, han llegado a ser muy reconocidos en posteriores trabajos. Las respectivas bandas sonoras también son impresionantes: grandes éxitos de los ’60, curiosos temas del panorama indie de principios de los ’90, y puro rock de los ’80 (algo que, por cierto, dificulta el lanzamiento en DVD, las reposiciones o la negociación de derechos para retransmisiones en otros países).
En definitiva y aunque podría seguir mucho más, una pequeña maravilla para todos aquellos a los que no les gustan las típicas series de adolescentes treintañeros.