Después de 10 años pegado a una varita mágica y sin quitarse unas gafas redondas a lo John Lennon, Daniel Radcliffe abandona al personaje que lo convirtió en el niño más famoso del mundo para protagonizar su primera película fuera de la saga infantil, «La mujer de negro», una cinta de terror producida por los míticos estudios británicos Hammer. Con 22 años y una fortuna digna de un gran empresario, Radcliffe deja de ser Harry Potter y se convierte en un viudo con un hijo que intentará acabar con una terrible maldición.
-Parece que tiene una relación de amor y odio con Harry Potter.
-Sobre todo, de amor. Fue una época increíble de mi vida y muy formativa. No sé si dentro de 20 años opinaré lo mismo, pero ahora no tengo ningún resentimiento.
-¿Cómo se pasa de interpretar a un adolescente a un viudo?
-Lo que más me preocupaba es la relación con el hijo. Por eso pedí que seleccionaran a mi ahijado: además de hacerlo bien, me ayudó mucho para que la relación pareciera real. Creo que es una película de terror muy diferente a las que se hacen ahora. No es gore, ni sangrienta; se basa en el suspense, en la tensión.
-También pasa de trabajar en una super producción a una película que pretende relanzar la Hammer.
-En realidad, tampoco hay muchas diferencias. Da igual que sea un presupuesto de 3 o de 300 millones. Es una pequeña comunidad trabajando junta para conseguir el orden dentro del caos. La única diferencia es que en Harry Potter podías tener tres cámaras grúa de más por si acaso, y en esta una sola y un único día. Por otra parte, me siento orgulloso de formar parte del resurgimiento de una compañía tan emblemática como Hammer.
-Ahora que la etapa de Harry queda atrás, ¿qué le interesa hacer y qué le ofrecen?
-Tengo la sensación de que se ha difundido en Hollywood la idea de que soy raro, porque recibo guiones un poco surrealistas. Lo que tengo claro es que no quiero hacer una película basada en una fórmula de éxito. Si existe un lema en mi familia es «haz lo que no esperan de ti». Y este criterio es el que aplico al elegir los proyectos.
-Supongo que encarnar a Allen Ginsberg encaja dentro de esta máxima.
-Es, sin duda, el mayor desafío de mi carrera. Se trata de un guión genial sobre una historia real. Leí por primera vez «Howl» con 13 años y me impresionó mucho. Fue dos después cuando realmente me adentré en el mundo de la generación beat: primero leí a Burroughs, después vino «En el camino», de Kerouac y, por último, Ginsberg.
El mago borracho
El éxito precoz no debe de ser plato de buen gusto. No son pocos los famosos que, de pequeños, han abusado de sustancias poco propias de su edad. Hace días, Radcliffe reconocía en una revista británica que llegó a rodar algunas escenas de la saga infantil bajo los efectos del alcohol: «Nunca bebí en el set, pero llegaba todavía borracho. Tengo una personalidad con tendencia a la adicción». Sin embargo, esta costumbre no piensa que tenga ninguna relación con su fama precoz. «Creo que hubiese pasado de todas formas. Es una cosa que, simplemente, está en mí».
vía La Razón