Sinopsis de «El secreto de las calaveras de cristal»
En el año 2020 se avecina un apocalipsis. Un millonario ocioso reúne 12 calaveras de cristal que generan un pulso electromagnético que amenaza con destruir la Tierra. Sólo la calavera número 13 puede estabilizar el poder liberado por las otras 12 y salvar a la humanidad.
Ésta no es la calavera de un carpintero
El secreto de las calaveras de cristal es un mockbuster tardío de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal; se estrenó con casi seis años de diferencia así que poco debían querer rascar del «éxito» del producto original. Además el guión es un calco de Indiana Jones y la última cruzada.
Tenemos una antigua reliquia y un arqueólogo que busca a su padre desaparecido, que es además el mayor experto conocido sobre esa reliquia; hay un diario que el padre le ha enviado a su hijo, diario que (se supone) está lleno de pistas sobre la reliquia en cuestión, también hay una secta chunga que protege el secreto del artefacto… En fin, sólo faltan nazis para tener el lote completo.
Con todo o a pesar de todo, la película podría ser un buen entretenimiento cutre de serie B para pasar un buen rato o echarse unas risas, pero no. El resultado es aburridísimo, plano, no hay emoción, los diálogos son absurdos y sin sentido y los personajes son planos y desapasionados. Sobre todo el protagonista (que parece el Robert Langdon de las novelas de Dan Brown pero en mucho más soso) al que lo mismo le da que su hermano decida sacrificarse para salvar su vida, que tener que ser el responsable de salvar a todo el planeta o cualquier otra cosa que le pasa en la casi hora y media de duración de este engendro.
Todo el meollo del asunto se concentra en los últimos 20 minutos (más o menos), no pasando absolutamente nada en la primera hora. Y, por encima, el manejo del tiempo y el desarrollo de la acción están completamente desacompasados. Quedan apenas unas horas para: a) el fin del mundo y b) que el ejército lance una bomba nuclear sobre el edificio donde están las calaveras en un desesperado intento de evitar a). En esas horas a los protagonistas les da tiempo de ir de un lado a otro del mundo un par de veces, ser capturados, tener un par de enfrentamientos, discutir… Y aún así, quedando unos minutos (o se supone) para la detonación nuclear de marras, se meten en el edificio, realizan todos los preparativos para intentar usar con efectividad la calavera número 13, y aún se toman unos cafés y echan un bingo.
Guiño überfriki: al igual que con Monkey Island, aquí tampoco llegamos a averiguar cuál es el secreto de las calaveras de cristal.