Sinopsis de «El rey de la comedia»
Rupert Pupkin es un cómico obsesionado con la fama y convertirse en el mejor en su campo. Un día Rupert conoce a su ídolo, Jerry Langford, y le suplica la oportunidad de aparecer en su show, pero éste se la niega.
Mejor ser rey una noche que bufón toda la vida
El rey de la comedia es un drama social con pinceladas de comedia negra, dirigido de forma magistral por Martin Scorsese y brillantemente interpretado por Robert De Niro y Sandra Bernhard. El mítico cómico Jerry Lewis complemente la dupla protagonista, ofreciendo un secundario que bien podría ser una versión personal él mismo, es decir, la persona detrás de su personaje público, con una actuación pausada, alejada de los tics y muecas que lo hicieron famoso.
Estamos ante la que puede ser una de las películas menos conocidas (y re-conocidas) de la filmografía de Scorsese, además de ser una de las que más se aleja, aparentemente, de su temática habitual (aunque no resulte demasiado difícil encontrarle paralelismos con Taxi Driver, por ejemplo), pero eso no la convierte en una mala película. Al contrario, es tan excelente como cualquier de las otras, solo que un poco adelantada a su tiempo en los temas que propone.
Básicamente, se trata de una sátira sobre un sociópata con delirios de grandeza, analiza los mecanismos de la fama y la cultura popular, critica el culto a las celebridades y se burla del mundo del famoseo y de los groupies fanáticos. Es la lucha obsesiva y enfermiza de un hombre por alcanzar su sueño, con mucha voluntad por su parte para conseguir lo que se propone, pero también con mucho descuido por las consecuencias de sus acciones con tal de alcanzar la meta perseguida.
El personaje protagonista se presenta de forma simple, sin que lleguemos a conocer más datos sobre él o su entorno que los referidos a su fijación con la fama. Solo al final, su perturbador monólogo en el que convierte en comedia su propia tragedia (como un anticipo al debate sobre los límites del humor o como una confirmación de que el mejor humorista es el que sabe reírse de sí mismo), se siembra la duda de si lo que cuenta es fantasía o la realidad de sus traumas, frustraciones, abusos familiares…
Al fin y al cabo, hoy en día más que nunca, la única diferencia entre un loco y un genio no la establece el talento, sino la atención recibida por parte de los medios de comunicación. Pensad si no en todas esas figuras mediáticas y haced un ejercicio de recordad si llegaron allí por méritos propios o por otras actividades.
Como curiosidad final, resulta llamativo las influencias de la peli en tebeos como «La broma asesina» de Alan Moore y Brian Bolland, o «Amor loco» de Paul Dini y Bruce Timm, especialmente porque hay muchos espectadores que reivindican que la reciente Joker no es más que una curiosa versión de El rey de la comedia. ¿Se cierra el círculo?