Voy a intentar hacer un trabalenguas cinéfilo jugando con la etimología o «cómo llamar a las cosas por su nombre» 😉
Spoilers ahead!
En El enigma de otro mundo (1951), una estación científica yanqui situada en el Polo Norte detecta un objeto estrellándose relativamente cerca de su posición. Cuando van a investigar, encuentran una nave enterrada en el hielo; intentan liberarla usando cargas térmicas y, por accidente, la destruyen, pero localizan un cuerpo enterrado a pocos metros; lo sacan encerrado en un bloque de hielo y se lo llevan a la estación. El hielo se derrite, y el cuerpo resulta ser una especia de «super-remolacha vampiro extraterrestre» xD Los científicos defienden la tesis de que, al ser extraterrestre e inteligente, tiene que ser pacífico y quieren comunicarse con él (hoy en día querrían diseccionarlo para entender cómo funciona); los militares quieren acabar con él porque es algo desconocido y hostil (hoy en día querrían conservarlo y usarlo como arma biológica). A pesar de algunas tonterías que hace el científico jefe (como cultivar unas esporas de la remolacha usando muestras de sangre congeladas), al final prevalece la opción militar, la cosa muere y todos felices. La película termina con la mítica frase «Watch the skies» que definió buena parte de la ciencia ficción de los 50.
En 1982, John Carpenter dirige La cosa, que habitualmente se considera un remake de la anterior pero realmente sería una secuela… o incluso una secuela de un remake inexistente O_o
En la película, empezamos con una estación científica yanqui a donde llega un helicóptero procedente de una base noruega vecina persiguiendo a un perro al que quieren matar. Uno de los noruegos muere buscando una granada activada que se le cayó en la nieve, y el otro usa la técnica de «dispara primero y da explicaciones después» así que le vuelan la cabeza; al perro lo dejan pasearse a sus anchas por toda la base. Al ir a investigar al campamento noruego encuentran un bloque de hielo al que le falta algo dentro y un video en donde se ve cómo desentierran una nave del hielo usando cargas térmicas, una nave que llevaba allí muchos miles de años. El perro resulta ser una especie de «parásito replicante extraterrestre». El final no es tan bonito ni tan cerrado como el de la otra película, y aunque parece que matan a la cosa, los dos únicos supervivientes de la expedición están en una campamento destruido, sin energía, calefacción ni comodidades básicas, y uno de los dos incluso podría no ser humano.
Ahora, después de muchos años de darle vueltas a la posibilidad de hacer una nueva versión de la historia, o una secuela de la película de Carpenter, finalmente se ha optado por rodar una precuela de la misma. En el trailer, encontramos un decorado, unos diálogos y unas situaciones que recuerdan mucho a lo visto en la película de 1982. Casi podría verse como un remake de la película de 1951, usando elementos de la versión de Carpenter, es decir el «remake inexistente» que comentaba antes. Resulta curioso que en una base noruega haya tantos angloparlantes…