Sinopsis de «El día de los trífidos»
El mundo estaba al borde del colapso energético cuando se descubrió que el aceite extraído de unas extrañas plantas, los trífidos, podía sustituir a los combustibles fósiles… hasta que una potente tormenta solar resulta menos inofensiva de lo que se esperaba y deja ciega a la mayor parte de la población mundial. Entonces se revela el terrible secreto detrás de las granjas de trífidos.
El ataque de las plantas no vegetarianas
El día de los trífidos es una nueva adaptación (la tercera) de la novela de John Wyndham. Después de una curiosa película en 1962 y una miniserie también británica en 1981. A pesar de partir de una premisa de lo más atractivo, creo que en ningún caso llegan a explotar bien todo su potencial (aún no he visto la versión del ’81).
Con respecto a la adaptación del ’62, en esta miniserie se actualiza el uso que se le da a los trífidos, relacionándolo con temas actuales como la crisis energética y el calentamiento global, y la hipocresía del género humano en su relación con la naturaleza. También se explora un poco más la fragilidad de la civilización y la anarquía causada como consecuencia de la pérdida de la vista casi todo el mundo; sigue siendo muy flojo el día después de la llamarada solar, dando la impresión de que la gente ha seguido con su vida con normalidad y de pronto se ha dado cuenta de que no ve…
La historia en sí es muy plana y sin apenas sorpresas, aunque consigue mantener el interés lo justo para no decidir ir a hacer alguna otra cosa. El aspecto de los trífidos está un poco más elaborado y resulta más amenazador, con unas escenas de ataques bastante inquietantes y letales. Dougray Scott cumple como protagonista (casi) absoluto, acompañado a ratos por Joely Richardson y con alguna aparición esporádica de Jason Priestley. Eso sí, el final es de lo más insípido y acelerado, como si ya no no supieran qué más contar y había que ir cerrando las tramas.