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«Deathstalker» (1983)

Deathstalker (1983)

TÍTULO ORIGINAL  Deathstalker
AÑO  1983
NACIONALIDAD  USA
DIRECTOR  James Sbardellati
GUIÓN  Howard R. Cohen
MÚSICA  Óscar Cardozo Ocampo
FOTOGRAFÍA  Leonardo Rodríguez Solís
REPARTO  Rick Hill, Barbi Benton, Richard Brooker, Lana Clarkson, Victor Bo, Bernard Erhard, Augusto Larreta, Lillian Ker, Marcos Woinsky, Adrian De Piero, George Sorvic, Patrick Duggan, Maria Fournery, Gabriela Rubinstein, Sebastián Larreta, Amalia Marty
SINOPSIS El guerrero Deathstalker es encargado por una vieja bruja para obtener y unir los tres poderes de la creación (un cáliz, un amuleto, y una espada), debe hacerlo antes que el malvado mago Munkar, quien los utilizaría para propósitos nefastos. Después de obtener la espada, Deathstalker se une a otros viajeros para ir al gran torneo que determinará quien es el guerrero más fuerte. El falso rey tiene a la verdadera princesa en cautiverio y Deathstalker debe luchar para liberarla.

Death Stalker, El último guerrero o El cazador de la muerte. Tres nombres para la misma mierda. Es una buena opción para ver si te sientes histéricamente nostálgico o tienes ganas de marcha discotequera muy chunga, de llevar minifalda y patines de cuatro ruedas, o si crees que tu vida es un arcade de la era de los 16 bits.

Más tras el salto…

El comienzo es entre cómico, tristemente patético y asqueroso, pero alejado de lo políticamente correcto (cosa que agradezco en estos tiempos de aburrimiento propiciado por la desidia estereotípica con la que nos tienen intoxicados). Un grupo de salvajes hombres-mono, famosos y ya conocidos por los libros de historia que hablan del MEDIEVO, emboscan al secuestrador de una muchachita (cuya teta vemos en el minuto dos). El cazador es cazado y la chica está al borde de una violación por hombre-mono cuando llega DEATHSTALKER. ¿Os ha quedado claro de qué va el rollo? Deathstalker se carga a los hombres-mono, cosa que yo llamaría genocidio en toda regla, y también al secuestrador (sin aceptar su rendición, por cierto). La chica, sucia y desvalida no niega una canita al aire con nuestro rubio héroe. Será porque siempre es mejor que te viole el guaperas de Rick Hill en lugar de un harapiento y sucio hombre-mono.

Más allá de esta escena comentada, tengo que decir que es un revival en toda regla, y que si te has fumado un canuto te puede hacer muchísima gracia o darte un amarillo, no habrá término medio. Deathstalker deberá hacerse con el control de tres reliquias mágicas que proporcionan la inmortalidad a quien las posee antes que el malvado hechicero Munkar, que me recuerda a Boy George en su peor etapa, todo sea dicho.

Una aventura sin par que te recordará a muchas otras aventuras sin par, pero en ésta te puedes reír observando el maquillaje de los malos y se agradece. Puedo decir que es una peli variada, que podría ser una parodia sin sentido del humor de la mítica Excalibur de John Boorman, estrenada dos años antes. Pero, por desgracia, no es una parodia sin sentido del humor; es algo serio. La música, obra de un tal Óscar Cardozo, pasa de lo fantástico al spaghetti western en los momentos de duelo y acción. Me confunde esa música mexicana metida ahí de vez en cuando, no termino de entenderlo.

Si te gusta el postureo máximo ochentero, los peinados medievales con laca, los sementales musculosos y aceitosos, los efectos especiales y los decorados chunguísimos, el glam rock pero sin el rock, las frases tópicas y las tetas, es tu película. Lo más curioso es que Deathstalker cuenta con un puñado de secuelas, protagonizada únicamente la cuarta de nuevo por Rick Hill. Me parece curioso ese dato, que vuelva el tío para poner la guinda a este gigantesco pastel de mierda apestosa, aunque tengo que admitir que sólo he visto la primera.

En resumen: lo mejor es el póster, ya no los hacen como antes.

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