Aquiles y la tortuga (2008), lección de bellas artes

Sinopsis

Machisu es un artista motivado y apasionado que no tiene mucho éxito comercial a pesar de su laboriosa dedicación a los pinceles y de contar con el apoyo incondincional de su esposa Sachiko.

Kitano y el arte

Con Aquiles y la tortuga, su director, Takeshi Kitano, completa una especie de trilogía semi-autobiográfica, semi-contemplativa sobre su labor como autor. Si Takeshis’ (2005) y Glory to the filmmaker! (2007) eran una reflexión sobre el mundo del cine y sobre su aportación al mismo, en Aquiles y la tortuga se centra en su frustrada carrera como pintor (de hecho, los cuadros de la película son suyos) para reflejar sus ideas sobre el mundo del arte.

Kitano es un gran director, con un toque personal y diferente en lo que hace. Siendo quizás más reconocido por sus historias con y sobre yakuzas, tiene otras pelis más intimistas y personales, con propuestas más delirantes. Las tres mencionadas en el parrafo anterior entran dentro de esta categoría.

Aquiles y la tortuga es una historia sobre el arte, la perseverancia (rallando la locura), y la lucha entre la comercialidad y el impulso creativo, y como una se aprovecha del otro. Con momentos duros, dramáticos, tiernos… y mucho humor negro.

Es necesario mencionar la ausencia en la banda sonora de Joe Hisaishi, colaborador habitual en varias de las películas de Kitano, aunque este aspecto queda bastante bien cubierto por la labor de Yuki Kajiura, cuyas melodías acompañan perfectamente la narración.

Recomendada para fans de Kitano o estudiantes (presentes, pasados y futuros) de Bellas Artes 😀

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