Con poco más de 80 minutos, Acorralados bien podría ser un capítulo largo de una serie de acción/thriller, pero sin embargo es una película corta, que se hace más corta aún.
Carter (Thomas Jane) es un atribulado veterano que tiene la oportunidad de redimirse mediante la protección de una niña de doce años que ha sido testigo de un asesinato.
El motivo que Acorralados se haga tan corta es por culpa de Thomas Jane y Laurence Fishburn, quienes con muy pocos elementos a su alcance y tan sólo un decorado, se ven obligados a darlo todo, interpretativamente hablando, para levantar esta película.
Acorralados no deja de ser el típico juego del gato y el ratón, y si bien al principio dije que podría ser un capítulo largo de una serie de acción, nada más lejos de la realidad. La lucha entre ambos se traslada al plano dialéctico en lugar de las manos o el cruce incesante de balas.
Laurence Fishburne persigue a una niña que le ha hecho una foto a cara descubierta, sin saber que él es un asesino que acaba de finalizar un trabajito. Escapando de él, la niña, alias «Pajarito», se refugia en casa de Thomas Jane, quien hará todo lo posible, y más, para defenderla.
Tampoco creamos que esta película es una pasada, una maravilla de la técnica y el sumum de la interpretación… Se nota la mano inexperta de Adam Alleca a la dirección, y aunque la interpretación de los protas sea salvable, no llega para que la película apruebe con nota.
Acorralados puede tornarse un poco aburrida si lo que esperamos es una película de acción. Más bien tenemos un thriller un poco psicológico y un juego de egos que no sabemos muy bien quién va a ganar, aunque tengamos un claro favorito desde el principio.
Aunque no aprueba con nota, me ha gustado bastante la película, así que os la recomiendo si queréis pasar un rato tranqui viendo a un par de buenos actores lanzándose palabras uno a otro.
Os dejo el tráiler de Acorralados.